Aun no me han vencido
El tiempo
Las lluvias
El gris interminable
Y esta incontable cantidad de ausencia.
El tiempo
Las lluvias
El gris interminable
Y esta incontable cantidad de ausencia.
Octavio Paz
Coranzulí, nos había acobijado de excelente manera, pero
como marca el destino del viajero, al otro día hay que partir. Y así fue, que
bien temprano, y con el frío como compañero, rumbeamos hacia el sur en busca de
un nuevo destino: Susques.
El tiempo, por estas montañas, no es tirano. Más bien, es un
complemento armonioso que relaja hasta los músculos más duros producidos por el
desgaste y el cansancio de la bicicleta. Como dice, Robert Levine en Una
geografía del tiempo “… Parece haber un reloj encargado del tiempo subjetivo, y
hay algunos candidatos para alojar ese mecanismo temporal. Lo interesante es
que estos sospechosos están en el cerebro, y tienen en común mecanismos
químicos bastante conocidos y que se alteran en determinadas enfermedades
neurológicas”.
Con el equipo en condiciones, recorrimos los primeros
kilómetros, en víspera del horizonte. De esa línea imaginaria que convierte los
sueños en ilusiones. Justamente, la geografía, nos sumergía a la magia de lo no
cotidiano.
Y entre cuestas y
bajadas, disfrutamos de la velocidad del viento y del sacrificio de la
superficie. Poli, con su rodado 29, se desgastaba en las subidas y gozaba en el
descenso. Los Marcos presentes y Gonzalo, trabajan cautelosamente el accidente
del terreno con su rodado 26.
Pero todo se mueve con el tiempo. Los cuerpos, la materia,
el aire, el viento, la luz y sobre todo, las acciones hechas canciones. ¿Canciones?
Claro, esa satisfacción de escuchar latir el corazón como un tambor en rebelión
por concretar los sueños orpimidos. El alma canta y el cuerpo, baila.
El tiempo, el implacable, el tirano, eso que según John
Lennon es lo que "nos pasa mientras estamos ocupados haciendo otros
planes", ese algo que cuando tratamos de definirlo se nos escapa como
granitos de arena de las manos.
Porque el tiempo, juega Julio Cortázar en alguno de sus
poemas. Un juego que todo filósofo que se precie debe practicar a lo largo de
su filosófica carrera. Porque el Tiempo, según Levine, “es una de las Grandes
preguntas para ponerse a Filosofar, y para muchos, es La Más Grande de esas
preguntas”.
Por ese entonces, ya casi llegando a Susques, la ciudad más
importante de la puna jujeña, con 1140 habitantes, ubicada a 3896 msnm en el
sudoeste de la provincia de Jujuy, nos dimos cuenta que pertenecemos a las culturas
para las que “no hay que perder el tiempo” o que el “tiempo es dinero”,
nociones que se filtran cotidianamente y provocan grietas en nuestro despertar,
como si fueran mandatos incuestionables, de hierro o acero.
Finalmente, marcados por las agujas del reloj, cerca de la
media tarde, rodamos por la localidad más elevada de la Argentina, de
entre las que se pueden acceder por camino pavimentado. Donde la población se
encuentra en una hoya, rodeada por mesetas salitrosas en las que se encuentran
dispersos ejemplares de cardón, queñoa y "colchones"
de tola.
Allí, pasamos la noche, pensando en Puesto Sey, nuestro
próximo camino y en el tiempo, que marca el destino de los hombres y de la
naturaleza. ¿Qué somos nosotros en el tiempo? ¿Qué es el tiempo sin nosotros?