Vivo en un país libre
Cual solamente puede ser libre
En esta tierra, en este instante
Y soy feliz porque soy gigante.
Cual solamente puede ser libre
En esta tierra, en este instante
Y soy feliz porque soy gigante.
Silvio Rodríguez
El reloj señaló las 15 horas y
así partimos (Gonza y Tama) junto a Walter y Silvia rumbo a Ezeiza. El 8 hizo
de transporte público hasta el aeropuerto y la espera se hizo dulce entre
charlas y mates. El viaje, de Buenos Aires-Quito y posterior partida a La
Habana, se estaba haciendo realidad.
Y entre tanto, salieron los
mapas, las ciudades, las amistades, el tiempo y la aventura de lo desconocido.
Cada uno, incipientes viajeros de Cuba, profanamos un pronóstico del futuro
mediante ¿Con qué nos íbamos a encontrar? ¿Decepción? ¿Utopía? ¿Revolución?...
Aunque viajar, en realidad, nos
enfrenta al miedo porque nos enseña, nos muestra la otra verdad de la realidad,
nos presta montañas de ruidos para escuchar mares de silencios, nos aleja del
tiempo y nos ata al viento. También, nos hace saber que sabemos bien poco, y
que saber esto, ya es mucho.
Así, con luna llena a plena luz
de la noche, volamos hacia la isla. El viaje no fue cansador, pues después de
seis horas aterrizamos en Quito y una hora y media después, ya estábamos
volando hacia Cuba. Cerca de las 6 de la madrugada, arribamos a la isla.
Nuestras sonrisas, no se podían machacar ni con los controles burocráticos de
los rostros.
Con las mochilas en los hombros,
esperamos un taxi (único transporte público) que nos acerque a la dirección de
la casa de familia en la cual nos íbamos a alojar. Y luego de un tiempo,
acordamos el viaje por $20 CUC*
Desde la velocidad del auto, las
calles de Cuba se veían en blanco y negro. El paso del tiempo, los autos de “colección”,
las construcciones de siglos, las plazas históricas y el color de la
vestimenta, despertaron nuestra atención y el cansancio del vuelo.
El Vedado, fue el barrio de
nuestra vivienda y Alba, la mujer que nos acobijó con mucho amor. Aquí, pasamos
horas y días, casi semanas o un mes. Un viaje de mariposas, que inundó nuestras
cabezas alineadas de la historia.
Y nosotros, desde la llegada,
empezamos a escribir nuestra propia historia…
Cuba, nos llenó la panza de incertidumbres
y mariposas, nos enseñó a perder y a ganar y nos hizo comprender que tropezar
es el paso anterior a volar.
Próxima Estación, Museo de la
Revolución
*El mejor cambio de moneda en
Cuba lo conseguimos en el Aeropuerto Internacional José Martí. Vale aclarar que
conviene llevar Euros ya que al Dólar Americano le retienen el 10%.
Por ejemplo: 1 dólar = 1 CUC (Moneda
Convertible) / 1 CUC = 25 CUP (Moneda Nacional)
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