miércoles, 19 de junio de 2013

Ruta 40 en Bicicleta: Coranzulí - Susques

Aun no me han vencido
El tiempo
Las lluvias
El gris interminable
Y esta incontable cantidad de ausencia.
Octavio Paz

Coranzulí, nos había acobijado de excelente manera, pero como marca el destino del viajero, al otro día hay que partir. Y así fue, que bien temprano, y con el frío como compañero, rumbeamos hacia el sur en busca de un nuevo destino: Susques.


El tiempo, por estas montañas, no es tirano. Más bien, es un complemento armonioso que relaja hasta los músculos más duros producidos por el desgaste y el cansancio de la bicicleta. Como dice, Robert Levine en Una geografía del tiempo “… Parece haber un reloj encargado del tiempo subjetivo, y hay algunos candidatos para alojar ese mecanismo temporal. Lo interesante es que estos sospechosos están en el cerebro, y tienen en común mecanismos químicos bastante conocidos y que se alteran en determinadas enfermedades neurológicas”.

Con el equipo en condiciones, recorrimos los primeros kilómetros, en víspera del horizonte. De esa línea imaginaria que convierte los sueños en ilusiones. Justamente, la geografía, nos sumergía a la magia de lo no cotidiano.

Y entre cuestas y bajadas, disfrutamos de la velocidad del viento y del sacrificio de la superficie. Poli, con su rodado 29, se desgastaba en las subidas y gozaba en el descenso. Los Marcos presentes y Gonzalo, trabajan cautelosamente el accidente del terreno con su rodado 26.


Pero todo se mueve con el tiempo. Los cuerpos, la materia, el aire, el viento, la luz y sobre todo, las acciones hechas canciones. ¿Canciones? Claro, esa satisfacción de escuchar latir el corazón como un tambor en rebelión por concretar los sueños orpimidos. El alma canta y el cuerpo, baila.

El tiempo, el implacable, el tirano, eso que según John Lennon es lo que "nos pasa mientras estamos ocupados haciendo otros planes", ese algo que cuando tratamos de definirlo se nos escapa como granitos de arena de las manos.

Porque el tiempo, juega Julio Cortázar en alguno de sus poemas. Un juego que todo filósofo que se precie debe practicar a lo largo de su filosófica carrera. Porque el Tiempo, según Levine, “es una de las Grandes preguntas para ponerse a Filosofar, y para muchos, es La Más Grande de esas preguntas”. 

Por ese entonces, ya casi llegando a Susques, la ciudad más importante de la puna jujeña, con 1140 habitantes, ubicada a 3896 msnm en el sudoeste de la provincia de Jujuy, nos dimos cuenta que pertenecemos a las culturas para las que “no hay que perder el tiempo” o que el “tiempo es dinero”, nociones que se filtran cotidianamente y provocan grietas en nuestro despertar, como si fueran mandatos incuestionables, de hierro o acero.

Finalmente, marcados por las agujas del reloj, cerca de la media tarde, rodamos por la localidad más elevada de la Argentina, de entre las que se pueden acceder por camino pavimentado. Donde la población se encuentra en una hoya, rodeada por mesetas salitrosas en las que se encuentran dispersos ejemplares de cardón, queñoa y "colchones" de tola.

Allí, pasamos la noche, pensando en Puesto Sey, nuestro próximo camino y en el tiempo, que marca el destino de los hombres y de la naturaleza. ¿Qué somos nosotros en el tiempo? ¿Qué es el tiempo sin nosotros?