martes, 2 de agosto de 2011

Argentina – Venezuela, de un tirón.


Después de llegar a La Quiaca desde Ushuaia en bicicleta, y de recorrer Potosí, Uyuni y Sucre junto a Gonzalo, emprendimos con Celeste el viaje hacia Venezuela, escala previa a la soñada Cuba. Nuestras estaciones, con estadías muy cortas porque el tiempo nos corría bastante, fueron la hermosa La Paz, Copacabana, Lima, Quito y desde ahí Caracas.
En el trayecto de unos 30 días, superamos piquetes, fronteras peligrosas y sobretodo, largos caminos en micro. Todo esto transportando a “El Rayo”, toda una odisea, peleando para que la suban a los micros, recorriendo con bastante carga sobre la espalda ciudades como La Paz y Quito, no aptas para dos ruedas.
Una vez en tierras bolivariana, nos instalamos en un pequeño pueblo costera llamado Santa Fe, del departamento de Barcelona, a una hora de Puerto La Cruz. Allí, nos quedamos dos meses trabajando con las artesanías, disfrutando de los placeres del Caribe, playa, sol y mucha tranquilidad. Aprovechamos la temporada para juntar la plata para comprar los pasajes a Cuba, comprar la bici de Cel y vivir ese tiempo en Venezuela.
Los preparativos fueron estresantes, pues, con los pasajes en la mano, nos trasladamos a Caracas para resolver cuestiones importantes como la visa a Cuba, la compra de la bicicleta y dejar más de la mitad de nuestro equipaje en Caracas. En fin, a las corridas, pudimos resolver todos nuestros problemas, principalmente con la ayuda generosa de Marina.