jueves, 30 de junio de 2011

Estación de la Esperanza

El tiempo es una noción perdida en estas tierras. La paciencia nata con la que cuentan, es necesidad elemental para sus modos de vida. Todo requiere de espera, nada es a las apuradas, se dedica el tiempo necesario y por qué no más, total hay de sobra y no hay apuro. Las mujeres, tienen el espíritu guerrero. Son ellas, las que cargan el peso de la historia en su lomo, con la mirada al piso.
En algún momento, levantan la mirada en búsqueda de alguno de sus hijos. El más niño, lo cargan en el aguayo, parece que sus cuellos inquebrantables y acostumbrados, balancean de un lado al otro mientras caminan con un perfecto equilibrio, aprendido o tal vez heredado, y el milagro de sus cabezas permanece intacto.
¿De qué manera mirarán ellas a las mujeres argentinas? ¿Cuál es la admiración de las argentinas hacia esas valientes mujeres?
Cuando le damos lugar a las diferencias para que existan, estamos creando muros. Muros que separan. Así vivimos creando límites por lo que nos divide. Y vivimos separándonos como personas. Y así vamos separándonos como humanidad.
La realidad del otro es también la propia, porque estamos todos en el mismo mundo. Hay realidades que no se pueden erradicar de la vida pero hay que aprender a convivir con ellas. Y esto es dejar de verlas como un enigma, algo ajeno a nosotros. Porque con lo diferente siempre tomamos distancias.
América Latina, es un mundo de situaciones, nos magnetizaría que no existan diferencias económicas, pero siempre va a haber diversidad en la vida, de todo tipo. A pesar que provenimos todos del mismo origen, con el tiempo, los hombres hicieron de las suyas y tuvimos diferentes destinos.
Somos una familia en el mismo mundo. Con distintos gustos, distintas costumbres, pero con los mismos significados. Con distintas historias, pero todas parte de una misma gran historia, la nuestra, la historia de la humanidad.

La Leyenda de Cachipampa en el Salar de Uyuni

Las montañas que abrazan al salar son dioses que están encantados con poderes distintos. Se dice que estos dioses vivían como el hombre poblando estas tierras, se encontraba una muchacha hermosa, sin riquezas; pero bella espiritualmente, su nombre era Tunu–apa.
Se encuentra como cerro a la cabecera del gran salar de Uyuni, ésta se había casado con Cuzco de origen noble este tenía riquezas y poderío que le habían dado un cierta ascendencia entre los demás.
Su carácter despótico, y su infidelidad ante Tunu–apa, hizo que su unión se viera afectada. Cuzco la engañaba con una adolescente llamada Kosuña, los dos en amoríos se entregaban al placer sin respetar a nadie.
Los pobladores rechazando tal situación llevaron a Tunu–apa ante el curaca Mundo que era la autoridad máxima, Cuzco sin respetar a la autoridad, injurio e insulto a Tunu–apa, ella al refutar la agresión hizo caer el sombrero de Cuzco, vino la ruptura, entre los dos, lo cual Tunu-apa fue caminado por la pampa de Aullagas llorando para llegar a su Ayllu donde vivía su padre Yllampu, ya vencida con el cansancio por la noche quedo dormida en la planicie, al despertar se encontró con la Pachamama, la madre tierra, a la cual le contó su desgracia.
La Pachamama respondió que ya lo sabía todo, y que Cuzco fue castigado, quitando todas sus riquezas y poderes por su padre Pachacamay, todo era trasladado al Sumac Orcko en vicuñas, y también Kosuña de castigo que guardaría sus riquezas en su corazón, que para que lo obtengan los hombres tendrían que sufrir sacando de la profundidad con el agua y los gases.
La Pachamama, al acabar de contarle a Tunu– apa le dijo, “tu te quedaras aquí en esta pampa para que seas útil a mis hijos y serás la mas bella de las montañas” después de decirle esto desapareció, Tunu–apa quiso moverse y no pudo y se fue convirtiendo en montaña, lloro tanto que sus lagrimas se convirtió en un lago que se mezclo con la leche blanca que salía de sus senos.
Se dice que aún llora cada vez, y sigue creciendo el salar maravilloso de Uyuni.
Fuente: Bolivia.net

sábado, 25 de junio de 2011

Estación Salar de Uyuni


Bolivia, es un país que maravilla. Los argentinos, tenemos la boludez de pensar que sólo el país del altiplano nos puede ofrecer manos esclavas y baratas para nuestro bienestar. Y otros, “sujetos” a su derechismo, gritan a cielo abierto “nos vienen a robar nuestro trabajo”.
La historia, testigo del saqueo y de la injusticia, vuela bajito en la altura boliviana. Las campañas de conquista, los terratenientes y las grandes corporaciones multinacionales, algún día tendrán que dar explicaciones de la pobreza que vive la región del Potosí.
Nuestra visita, tuvo hincapié en conocer el Salar de Uyuni y sus historias. Para ello, contactamos a la agencia Sumaj Jallala y pactamos la excursión de tres días por un costo de u$s 100 cada uno, con hospedaje y comida.

Día 1: El salar de Uyuni o de Tunupa
Es, con sus 12.000 km², el mayor desierto de sal del mundo. Está situado a unos 3.650 metros de altura en el Departamento de Potosí, en el Altiplano de Bolivia, sobre la Cordillera de los Andes. Participo en la elección de las Siete maravillas naturales del mundo.
El estrato salino del que está compuesto es muy puro y tiene una profundidad de 6 metros, este es producto de la desaparición de un mar, desecación que ocurrió hace 13.000 años, el mismo cubría todo el altiplano hasta el lago Titikaka
Se extiende de norte a sur, en la región sudoeste del territorio nacional, entre los paralelos 20 y 21º latitud sur y 68º longitud oeste. Contiene una reserva de 9 millones de toneladas de litio y otros minerales evaporíticos.
Dentro del Salar es posible encontrar multitud de “ojos”, provocados por las aguas salobres de lo que fue el lago de Tauca. Tienen un diámetro de 10 a 15 cms. y una profundidad de hasta 120 metros, entre los más grandes pueden observarse ojos de 3x2 metros.
En medio de este paisaje “loco” se pueden apreciar figuras poliédricas formadas por la fuerza eólica del viento. Sinceramente, nos sentimos maravillados por estos fuertes contrastes que se abren ante nuestros ojos, en cual obra de arte, se mezclan el blanco reluciente del desierto, el intenso azul del cielo, el agreste café lila de las montañas que lo circundan y las islas que están en medio de todo este panorama.
Con el atardecer, llegamos al “Hotel de Sal”, donde pasamos la noche con griegos, ingleses, judíos, franceses y algunos argentinos. Pues, la mesa, las paredes y toda la decoración del alojamiento están realizadas con bloques de sal horneados, sin dudas, una locura bien salada.


Día 2: Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa
Lo que más nos llamó la atención, fue la laguna Colorada, que se encuentra en el oeste del departamento a 4.278 msnm, con una superficie de 60 km2. Es un lago multicolor donde predominan los tonos rojizos, el rojo de sus aguas se debe a los sedimentos de zooplacton, fitoplacton y otros, que producen un colorido contraste entre el entorno, los flamencos y el rojo de la laguna.
Según nuestro guía, es también llamado el “Nido de los Andes”, ya que cobija a más de 30.000 flamencos de tres especies diferentes que nidifican en él y lo convierten en una de las mejores zonas del mundo para su observación. También alberga la población más grande de Parihuana Chica de Sudamérica.
El paisaje se hace aún más espectacular por la avifauna que se asienta en las aguas coloradas. Se observan tres variedades como ser: la parina chica o Chururu, el totoko y la parina grande. Estas aves hacen un alto antes de continuar el viaje al norte.
El recorrido hasta llegar a la Laguna Colorada permite pasar por el volcán activo Ollagüe (que lo pudimos observar) y la cadena de lagunas habitadas por flamencos. Cerca del lugar, entre las lagunas están las aguas termales del Chalviri que contienen agua salada que está a 30º C de temperatura.
En este sector, además, se pueden apreciar atractivos como las lagunas Chiar Ckota, Hedionda, Ramaditas y Salada, los cerros Ollagüe y Llicancabur, las formaciones pétreas de Jara Pampa y la fuerza térmica del Sol de Mañana.
Este increíble ecosistema permite apreciar una interesante fauna endémica como la Soca Cornuda y el extraordinario flamenco James que convive con las variedades de flamencos Andino y Chileno. La Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa es el sitio más importante donde nidifican estas especies. Por las inmediaciones habita también el Suri, amenazado por su extinción, junto a otros mamíferos, como la vicuña, llama, gato y zorro andinos.
La flora está caracterizada por la fuerte presencia de gramíneas (paja brava) y en sitios de mayor humedad se encuentran tholares y keñuas.
Javier, nos comenta que cuando el tiempo está nublado se produce el efecto “white - out”, donde el horizonte se difumina hasta desaparecer, convirtiendo en una tarea casi imposible el diferenciar la tierra del cielo.
Además, fuimos a la formación que se denomina “Árbol de Piedra”, que es un conjunto de formaciones rocosas, cuya evolución y forma se debe a la erosión eólica, creando escenas de paisaje natural surrealista. A su vez, dejamos el mundo blanco de sal y nos rodeamos de un panorama desértico de arena, pues, un recurso de gran interés para la contemplación de la obra de la naturaleza, que modeló formas y figuras. Aquí, pasamos la noche más fría del viaje.

Día 3: Reserva Nacional de Fauna Andina
A las 4:30 AM nos levantamos para desayunar y por la ventana del hospedaje, observamos la capa de nieve que había cubierto gran parte del paisaje. El frío, se hacía sentir en el cuerpo pero la geografía nos estaba regalando un momento único en este viaje.
Por el frío en el albergue y la oscuridad total, ni desayuno nos dio Javier. Asombrados y helados, partimos hacia lo desconocido.
¿A dónde nos llevaba la noche? De la negrura de las montañas brotaban nubes blancas. No flotaban, no bajaban: Brotaban. Allí estábamos. La nieve, golpeaba en la camioneta y los limpias parabrisas parecían quejarse del frío y dejaban de funcionar.
Las huellas del camino estaban cubiertos y Javier, nos decía “vamos a tener que regresar, la tormenta es muy fuerte”. No sólo era el mundo patas para arriba, sino que nuestro destino estaba en sus manos.
Los primeros rayos de sol pusieron cierto orden en el mundo. La nieve quedó atrás y llegamos a “Sol de Mañana”, un ombligo de agua donde fluyen aguas termales. Muy calientes para nuestros cuerpos helados, 40 grados, nos grita Javier. Eran las 8 de la mañana y nos sentamos a desayunar. Café, té, pan con manteca y dulce de leche.
La imagen parecía irreal, la nieve golpeando la tierra y el piletón exhalando vapores calientes. Marcos, efusivo, nos dice:
-Vamos a meternos.
-Yo no, hace mucho frío (Celeste)
-Te parece negro, ya nos metimos en aguas termales (Gonzalo)
-Esto es otra cosa ¿cuándo vamos a volver acá? Yo me meto (Marcos)
-Dale negro, ahí vamos (Gonzalo)
En ese ínterin, un grupo de brasileros que está llevando a cabo un documental audiovisual por los andes, nos entrevistó y dimos nuestro parecer sobre el presente y el pasado de América Latina y la locura de viajar por este hermoso continente.
Después, con el alma de vagabundos, nos sacamos la ropa y nos metimos al agua. Marcos tenía razón, era una gran película. La nieve seguía cayendo, los vapores trepaban al cielo y por nuestros cuerpos, el agua natural, corría trasparente y caliente. Sin dudas, una locura existencial.

sábado, 18 de junio de 2011

Estación Colchani


La Luz recorre el vasto e infinito vacío, creando y recreando formas, materia, universos…La luz al fragmentarse nos da los 7 colores del arco iris, cuyo espectro abarca toda la gama de luces, desde el infrarrojo, hasta ultra violeta… Kurmi
La población de Colchani se encuentra a las orillas del Gran Salar, a 22 kilómetros al norte de la ciudad de Uyuni. Sirve de acceso principal, conocida también como “Puerto Seco”, donde se observa la intensa actividad de extracción de sal en forma rudimentaria.
La red ferroviaria que cruza el pueblo de norte a sur influyó bastante en la economía del lugar por la cantidad de sal que transportaban en los vagones de carga hacia los centros urbanos.
Nosotros, pudimos apreciar las rústicas viviendas construidas con adobe y bloques de sal, techadas con paja brava. Estos materiales permiten conservar un clima cálido en su interior y así enfrentar las bajas temperaturas, que se registran durante todo el año en la región.
La presencia de paja brava en la zona, hace que el pastoreo de llamas, vicuñas y otras especies de mamíferos, sea frecuente. Más allá de lo natural, nos sorprendió el museo de sal y las figuras que decoraban dicho lugar.

Estación "Cementerio de Trenes"

Un lugar desolado y plagado de maquinarias ferroviarias antiguas o siniestradas que nos abre la puerta al pasado de Uyuni. Aquel de principios de siglo, cuando el auge de la minería apuró la llegada de los ferrocarriles a Bolivia.
Pero, como ocurrió en la Argentina y en toda América latina, el neoliberalismo feroz y los títeres políticos, degollaron la industria Nacional y vendieron hasta la propia alma de las patrias de este sector del globo.
Y es que visitar este panteón de fierros herrumbrados y abandonados da pie a imaginar todo aquello que esos trenes arrastraron a su paso. Se tiene la impresión de estar visitando unas ruinas arqueológicas, sólo que no se trata de vestigios de culturas milenarias porque éstas son unas ruinas deel reciente siglo XX.
Esos trenes que permanecen empequeñecidos por la inmensidad del altiplano, por el cielo impecable que los resguarda, abatidos por el feroz viento que a veces recorre por el lugar, se está convirtiendo en un peculiar atractivo turístico. Distinto a los maravillosos paisajes que caracterizan la zona, se trata más bien de un paraje hecho de herrumbre y olvido, de oscuros fierros y piezas.
Visitar el cementerio de trenes es como asomarse al desván de parte de nuestra historia, una historia que viajó en tren y que dejó más penas y vientos que riquezas prometidas.
Los primeros trenes... Precisamente la primera ruta tendida en Bolivia fue la del ferrocarril Uyuni - Antofagasta, en 1899. Por ella circulaban principalmente vagones cargados de plata, que salían de las minas de Huanchaca. Ese fue el principio de la ruta que hoy une a Oruro y Villazón, pasando por Tupiza Atocha y otros pueblos que han crecido pendientes del agudo silbido con que anunciaba su llegada el ferrocarril.
El tren llego a Bolivia con gran alboroto. La sola imagen de una locomotora era el símbolo inequívoco del progreso y por ende, motivo de una gran algarabía y pomposas ceremonias oficiales. Esa fiebre fue furtiva, pues pronto se supo que los trenes se llevaban mineral pero no traían más que cansados pasajeros y trabajadores. El progreso no llegó y los trenes se quedaron. El Estado los administro durante años hasta que fueron capitalizados por el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Los trenes se convirtieron así en una parte fundamental de la vida de los pueblos. Un símbolo, sobre todo para los jóvenes: como no recordar los primeros viajes hacia otras ciudades, los vagones que traían de paso a bellas muchachas o jóvenes galanes, las historias de aventuras y personajes, de accidentes, de esperas interminables, de viajes increíbles en vagones atestados de contrabandistas que poco antes de llegar arrojaban sus productos por las ventanas para evadir los controles. El coche comedor invadido por estudiantes que volvían a visitar a sus madres, bebiendo y tocando guitarra, sintiéndose todopoderosos.
En el antiguo pueblo de Pulacayo la sirena suena todavía, en la hora exacta en que los mineros deberían ingresar a la mina. Sólo que ya no hay mineros, casi todos han emigrado y sólo quedan quinientos habitantes que se empeñan en preservar su memoria, como la sirena que marca las horas vacías. "Este es un pueblo de fantasmas -dice una mujer-, pero los fantasmas somos nosotros".
En Pulacayo se resume la vida histórica de Bolivia: la explotación minera llevó allí el primer tren del país; allí se enriqueció Aniceto Arce, uno de los barones del estaño que devino presidente de la Nación; allí llegó el legendario bandido Butch Cassidy atraído por las riquezas; allí se gestó uno de los movimientos sindicales más poderosos de Latinoamérica (La tesis de Pulacayo).
La sirena de Pulacayo aún despierta, en las polvorientas calles abandonadas, las huellas de esa historia. ¡Cuando vaya a Uyuni, aproveche en visitar este pueblo histórico puntal de la minería en Bolivia otrora.

miércoles, 15 de junio de 2011

Estación Villazón - Uyuni

La memoria la costruyen / abismos, (…) / ese pensamiento amargo / de contrabando y olvido, / que surge cuando soñamos / y la vida nos desata / sus nudos de realidad... Ana Merino

Desde Villazón a Uyuni hay unos 310 Km. y en Bolivia esa distancia la recorrimos en 9 horas, la carretera tiene pavimento hasta Tupiza y luego fue de tierra y en algunos casos ni siquiera hay camino. Cabe aclarar, que de los 12 Km. de ruta en el país vecino, sólo 2 mil están asfaltados. Evo, está llevando a cabo 2 mil Km. en estos últimos años de mandato.
Pasado esto, que no es una dificultad sino un entretenimiento, les aclaro que el viaje es increíble y los lugares por los que se pasan no son de película: trasmiten una paz y una sensación inigualable.
Llegados al pueblo, buscamos un hospedaje y por $20 bolivianos, le dimos descanso a nuestros huesos, ya que al otro día, teníamos que partir rumbo al salar y a otras maravillas que encierra el mundo blanco de Bolivia.
En esta localidad se encuentran los restos más importantes de maquinaria de ferrocarril que datan desde 1890, que pueden observarse en sus maestranzas, conocida como “El cementerio de trenes”. A 22 Km. se encuentra la localidad de Pulacayo, que fue muy importante en la producción de plata a fines del siglo XIX y en donde, se promulgó la internacionalmente conocida “Tesis de Pulacayo”, que reivindicaba los intereses de la clase obrera en Bolivia, observaremos también el primer tren que operó en Bolivia y otros que fueron asaltados por los famosos villanos americanos Butch Cassidy y Sundance Kid.
Pero claro, para que adelantarnos a los acontecimientos, si mañana será un gran día…

Estación La Quiaca – Villazón

¿Vuelve el polvo al polvo? ¿Vuela el alma al cielo? ¿Todos es vil materia, Podredumbre y sieno? Adolfo Bécquer


La carretera nos encontró otra vez, en un nuevo viaje. El norte argentino es el punto del partido y el final de una historia.
Pues, Marcos, acaba de recorrer en 84 días la Argentina de sur a norte, de Ushuaia a La Quiaca en bicicleta y ahora, emprendió un nuevo desafío, llegar a poder rodar con el “rayo” por Cuba, la isla socialista.
Por su cuenta, Celeste, pasó a visitar a unas amigas por Tucumán y Catamarca y fue al pueblo más extremo de nuestro país para reencontrarse con Marcos.
Por lo tanto, Gonzalo, partió de su pueblo natal hacia Villazón, donde hizo los trámites migratorios en el vecino país y se unió al grupo.
Un asado de despedida, junto a Javier y Marcela, los dueños del Hostel “el apolillo”, para dejar La Quiaca y nuestra querida Argentina (nos llevamos el gusto de la buena carne y todas las cosas buenas y todas las cosas cada vez mejores que nos van a pasar).