lunes, 10 de julio de 2017

El mejor viaje de mi vida...

Es momento de estar en tu centro.
Es momento de escuchar el silencio.
Es momento del despertar de tu sueño.
Ha llegado ya el momento de tu florecimiento.

- Arnau de Tera -
  
El nacimiento, del sol y de la luna, de la mar y del océano, de los volcanes y de la cordillera, del día y de la noche y de la vida. Mágico instante de cosmos naturales, como el nacimiento de Román, en este 10 de julio de 2017.

¡Es varoncito! Gritó la partera. ¡Pensé que no iba a poder! Entre llantos, dijo Tamara. Y entre llantos, el pequeño fruto del amor, respiró en el Nuevo Mundo.
El movimiento del ciclo de la vida, vital expresión de las grandes transformaciones, fue una geografía habitable, un planisferio en donde los continentes danzaban de Norte a Sur y de Este a Oeste, creando un Mundo donde está perdido no el que no tiene respuesta, sino el que no conoce la pregunta.
Y Román, vino a mis brazos, como un crepúsculo en el mar, ondeando la superficie de lo imaginario y lo real. Fue, quizás, como renacer. Sentir sus latidos junto a los míos, resultó otra forma de observar, oír, palpar, hablar el Mundo.
Y desde ese momento, todos los días, pareciera caminar por las vía del tren hacia al Machu Picchu. Sentir el viento de la Cordillera de Los Andes. Bañarme en las aguas cálidas de Varadero. Pedalear el inmenso Abra del Acay. Abrazar el imponente Estadio Azteca. Sentarme a dialogar con el Ché en la Escuelita de La Higuera…
Es, sin dudas, o mejor dicho, es EL MEJOR VIAJE DE MI VIDA. En donde la mochila nunca descansará polvorienta en un rincón de la morada para volverla a cargar. Al contrario, la mochila está vacía y todos los días, se va completando de alegría, de amor, de incertidumbres, de aprendizajes y sobre todo, de viaje.
Un viaje, donde la vida trasciende al tiempo y al propio espíritu. Un viaje, que se manifiesta y que se encuentra, cuando logramos alcanzar ese punto máximo de entendimiento: cuando comprendemos que no somos sin los otros. Entonces, ahí, la serenidad de vivir, se vuelve plena. Magia, diversidad, autonomía, felicidad, tristeza, alegría, fraternidad. En fin, Familia. Una familia, en viaje.

Próxima Estación, Esperanza… por la avenida de la Paz. 

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