Atrás dejamos al país que es un subcontinente dentro de sud américa. En nuestro breve paso, Brasil, el último país que abolió la esclavitud, practica en gran escala la esclavitud salarial y muchos son los descalzos de este gran país y en consecuencia, alrededor de 500 niños mueren de hambre por día. Nadie, en su sano jicio, podría exigirle a Lula Da Silva que cambie esta realidad en un ratito, pero mientras esa realidad continúe, y mientras continúe empeorando, la democracia seguirá resultando algo así como un espectáculo montado por y para una ilustrada minoría de minorías.
Una vez, en la ciudad de Guayaramírin y después de pasar la noche en un hotel, tomamos el bus hacia Trinidad, parada obligada para llegar a la tan ansiada Santa Cruz. Justamente, con el cordobés, estábamos hablando del peor viaje de este viaje tan loco que realizamos junto a Marcos, Celeste y Lucas por américa latina y habíamos coincidido que el más extenso había sido de Cusco a Lima (44 horas) y el más doloroso, por el defectuoso camino, el de Pasto a Mocoa pero nos equivocamos a precipitar el resultado sin llegar aún a la Argentina.
Este último tramo que realizamos, es sin dudas, si existe, el camino al purgatorio. El trayecto finalmente duró 52 horas y el camino, era similar al de Mocoa pero con menos intensidad, o sea: carretera de tierra con muchos pozos y mucho fango con piletones de agua, en el cual, el bus patinaba de punta a punta a lo ancho y más de una vez, con pico y pala, los choferes hacían camino al andar.
Los pasajeros, acostumbrados al dolor, a la humillación de ser transportados como ganado, no se quejaban. En tanto, nosotros, ya con la licencia vencida de tanto viajar, seguimos por el mismo camino, el de no protestar. Algunos, le caían duro al presidente Evo Morales, por la mala carretera y la risa se dibujaba en mi rostro. Pues, la región de Beni, a la cual pertenece este trayecto, el 1 de junio siguió los pazos de Santa Cruz y votó por la autonomía. Pues, es irrisorio caerle con la espada a un gobierno que esta sembrando el maíz desde hace pocos años cuando la historia boliviana señala que los gobiernos de turno, nada hicieron para mejorar dicho tramo.
Esta región, de origen Camba, nos enseñó el odio hacia los aymaras y coyas, como lo había mostrado la población de Santa Cruz en la visita que realizamos hace más de seis meses. Bolivia, racista entre sus hermanos, también sufre el racismo fronteras afuera, cuando deja la pachamama en busca de un mejor porvenir en tierras ajenas.
Este pequeño país nacido para sufrir, es una caldera. Por las altas temperaturas en esta mitad del país y por su realidad social. La gente de oriente, vocifera que su país está "viviendo momentos de incertidumbre" y los coyas, le dan nombre a la realidad: Revolución. Si éste es el infierno, está encantador.
Hasta la última Estación... Esperanza.
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