A continuación, les presento los seis pares de relatos con sus respectivos títulos, divididos en "Cuerpo" (la experiencia) y "Alma" (el contrapunto emocional). Este sería, el primer bloque de un libro que nunca dejo de escribir: “Viajes del cuerpo y del alma”. Cada capítulo-par es una unidad que dialoga entre el afuera y el adentro.
Cuerpo
Dormí bajo un Cristo sin
brazos,
que miraba al techo como si también esperara un milagro.
La iglesia de Capurganá tenía bancos de madera dura
y un silencio que no era santo:
era humano, cansado, tibio.
La noche caribeña entraba por las hendijas
y me abrazaba con olor a sal y perros.
Dormí con la mochila de almohada
y un salmo mal recordado como manta.
Soñé con barcas.
Y con alguien que me decía que incluso Dios viaja a dedo.
Alma
Esa noche no recé,
pero algo dentro mío pedía abrigo.
Dormir en una iglesia es como acostarse en los brazos de la infancia:
sabés que no te va a pasar nada…
pero igual te dan ganas de llorar.
Sentí el vacío de los que creen y de los que ya no.
El Cristo sin brazos era yo:
esperando que alguien me contuviera en la incertidumbre de la noche.
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