sábado, 13 de septiembre de 2025

Microrrelatos viajeros: Punta del Este, espejismo de sal


Allí donde el mundo se maquilla para salir en la foto,
llegamos nosotros, descalzos y sin prisa.
Punta del Este brillaba, pero Román solo quería arena.
Y la encontró. Y se la comió.
Porque a los uno, todo se prueba con la boca.
Hasta el mar.

Gonzalo miraba los yates como quien espía otros sueños.
Y Tamara, con el pelo al viento,
reía como si el viento le hiciera cosquillas en el alma.

La mano gigante salía de la arena.
Román se acercó y le dio la suya.
Dos manos: una de piedra, otra de carne.
Y por un segundo, el arte fue abrazo.

Comimos en un lugar caro.
Tan caro, que lo más barato fue la risa.
Porque reír juntos ahí,
entre turistas bronceados y mozos con moños,
era como tirar una bomba de ternura en medio del marketing.

Punta del Este se quedó atrás.
Brillante, sí.
Pero lo que brillaba de verdad venía con nosotros en el asiento de atrás,
dormido, con los labios llenos de arena.


lunes, 8 de septiembre de 2025

Microrrelato viajero: Gendarmería y una mujer humillada

 

Cuerpo

La frontera entre Argentina y Bolivia no es solo geografía.
Es una herida.
Una cicatriz que sangra todos los días.

Yo estaba esperando el colectivo
cuando vi a la Gendarmería discutir con una mujer.
Ella intentaba explicar.
Ellos gritaban.
Ella mostraba papeles.
Ellos no miraban.

Me acerqué.
Interrumpí.
Dije algo como “tiene derecho”.
Y ahí el problema fui yo.

Me detuvieron.
Me empujaron.
Uno me gritó en la cara.
Mi corazón se volvió tambor.
Mis manos temblaban,
pero no me moví.

No me importaba quedarme ahí.
No podía dejarla sola.

Alma

Ese día sentí que la patria era ella.
La mujer humillada.
La frontera como cárcel.
Y mi cuerpo como escudo.

Mi madre me enseñó a no callarme.
Mi adolescencia anárquica me enseñó a intervenir.
Y la justicia social…
esa me enseñó a estar donde más duele.

Respiré profundo cuando me soltaron.
Respiré con rabia.
Respiré con amor.