miércoles, 10 de septiembre de 2014

Estación Tilcara

La Quebrada de Humahuaca tiene su magia. No la vamos a descubrir, nosotros, en este viaje pero es inadmisible no mencionarlo. Mariposear en las montañas y en sus caminos. Respirar el universo. Oler a tierra. Mojarse los pies. Es un viaje sin regreso… 
Así, llegamos a Tilcara, la babylon del norte. A unos metros de la terminal, nos alojamos por $70 argentinos la noche. En una habitación compartida, con agua caliente, cocina y desayuno. Demasiados lujos para unos “patasucias” de la carretera.
Hace algunos años, había visitado esta pequeña ciudad y me lleve la impresión de que todo estaba diseñado para el turismo consumista y en esta oportunidad, pude palpar la misma sensación.

Las ruinas de Pucará, por ejemplo, sólo tienen descuento para los estudiantes de la UBA (Universidad de Buenos Aires) y no para los estudiantes de los otros centros educativos del país. Pero no nos quedamos con esa impresión, y nos movimos por los senderos, que son maravillosos.
De esta manera, disfrutamos una tarde soleada al borde del río Huasamayo y de varios partidos de fútbol de la Liga Tilcareña. En donde la damajuana de vino tinto y choripanes, fueron los principales protagonistas del juego.

Mientras, recuerdo los 8 kilómetros que caminamos para llegar a la Garganta del Diablo, me sumerjo en las letras de Paulo Freire y sigo viajando “Ahora mismo, en el momento exacto en que escribo sobre esto, vale decir sobre las relaciones entre pensar, hacer, escribir, leer, pensamiento, lenguaje, realidad, experimento la solidaridad entre estos diversos momentos, la total imposibilidad de separarlos, de dicotomizarlos. Si bien esto no significa que después de pensar, o  mientras pienso, debo escribir automáticamente, significa sin embargo que al pensar guardo en mi cuerpo consciente y hablante la posibilidad de escribir, de la misma manera  que al escribir continúo pensando y repensando tanto lo que se está pensando, como lo ya pensado”.
La acción y el pensamiento. El viaje y los recuerdos. Lo vivido y lo expresado. Van ligados en el sentir del mochilero y tatuados en el alma de los yiramundi´s…

Próxima Estación, Purmamarca…

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