viernes, 16 de marzo de 2018
Estación Santa Teresita-Tandil en Bicicleta
El amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa,
y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran.
Juan Gelman
El verano, se llenaba de turistas y enero, fue
testigo del comienzo del viaje. Pues, llamé al Tano, para saludarlo por su
nueva vuelta al sol y decidí regalarle la premisa de “salir” de viaje en
bicicleta.
La noche, se vivía con calma y con una cerveza
helada. Del otro lado del teléfono, recibí un SI instantáneo y quedamos en
acordar la fecha de partida.
"Y solo es cuestión de
animarse y salir, salir a la vida a ver qué onda", fueron las palabras del
cumpleañero. Entonces, la cuestión es salir, por ejemplo, a revolcarse en el
tiempo del desapego, del descubrimiento. Salir a animarse a encontrarse con uno
o desencontrarse. Salir no se sabe bien a donde, ni a cuanta distancia, ni de
qué modo. Salir y tal vez correr el riesgo y pagar el precio de tanta
libertad...
Los días, se fueron viviendo a
disfrute. Con amigos y más amigos. Con lunas llenas. Con música. Con risas y
asados. Con alegrías y frustraciones en relaciones humanas. Con más cumpleaños
y demás hierbas.
Y Marzo, no se hizo esperar. Un
nuevo contacto, resurgió la fecha de partida y Tandil, el destino. Quizás, para
muchos, los 320 kilómetros desde nuestro amado pueblo costero hasta las sierras
bonaerenses por ruta 11, ruta 74 y ruta 30, no era un “gran” viaje. ¿Los
motivos? Por prejuiciosos. Por entender que el “viaje” se tiene que realizar
por rutas por bautizar. En fin, por no comprender que el “viaje” no es llegar
sino el camino, qué, todo nuevo “viaje” es interno.
Porque NADA QUE NO ESTÉ
SUSTENTADO EN EL AMOR, LA LIBERTAD Y LA VERDAD va a quedar en pie. Y esto, una
parte de nosotros lo sabe, aun viviendo inconscientes o dormidos. Y para
despabilar, escogimos salir en bicicleta, para sentir los bordes de la
carretera y oler los distintos olores de la Pachamama.
Sabiendo que mientras los gringos
bombardean Libia, el jardín pierde su perfume, el bosque se seca; el mundo, a
nuestro alrededor parece un saldo de cosas viejas, grises y sin atractivo; los
libros son papeles en blanco y la música, un estruendoso ruido... en tanto, la
vida se retira lentamente a lo más íntimo y lo más recóndito.
Próxima Estación, Esperanza.
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