miércoles, 8 de noviembre de 2017
El viaje
“En mi caso, no viajo para ir a un lugar en particular, sino
por ir.
Viajo por el placer de viajar. La cuestión es movernos”.
Robert Louis Stevenson
La palabra se vuelve escrita
mirando el mar. Allí, me sumerjo en la espuma blanca y mojado y salado, camino
por el aire hasta toparme con una gaviota cazadora de pejerrey. El sol, con sus
dedos de fuego, calienta todos los cuerpos que besan la arena.
ese viaje, vuelo hacia las
costas peruanas y me despierto en Máncora, en donde la mar es verde y más
serena y además, los surfistas corren la única ola en la punta norte de la
playa. Allí, el sol se moja en el atardecer hasta el otro día. Mientras, los
rayos de sol se apagan y la noche, me lleva al caribe colombiano.
Allí, en Cartagena de Indias, la
buena música afroamericana se hace sentir y el cuerpo danza, se mueve, se
eleva. Me refresco con una cerveza y camino hacia mis adentros.
En este viaje interior, me veo en
todas las playas que la palabra supo describir. Allí, las noches tienen dos
lunas y yo también.
Un abrazo con sabor a viento,
desde el mar de Santa Teresita.
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