viernes, 20 de junio de 2014
Estación Canoa
Después de una excelente
semana en Mompiche, decidimos seguir viaje por la ruta del sol y marcamos en el
mapa a Canoa, como próxima estación.
Para ello,
debimos tomar 3 buses Mompiche-Chamanga, Chamanga-Pedernales y
Pedernales-Canoa. En esta oportunidad, tuvimos la compañía de Marianela, una
argentina que conocimos en playa negra y que decidió cambiar su ruta de viaje
para compartir unos días con nosotros.
En Canoa, Pepe me
había habilitado la info de un camping pero decidimos volver al hosta-camping
que ya habíamos visitado en 2008 y por suerte de nuestros días, estaba habilitado.
En esta oportunidad, lo estaban administrando unos colombianos que nos
ofrecieron pasar la noche en camping por $5 dólares los dos utilizando la
piscina y también la cocina.
Sin dudas,
estábamos en un lugar maravilloso, en donde los días entre la playa y el parque
fueron sucediendo sin tiempo. Además, la hospitalidad de Rocío, de Darío y de
los hermanos Lorenzo y Sebastián nos impedían abandonar la costa para seguir
viaje por la cordillera.
Justamente, los
chicos recién citados, fueron el motor de alargar nuestra estadía en Canoa, ya
que surgió el apoyo escolar a cambio de hospedaje. Finalmente, fueron diez días
los que nuestros pasos dieron en este pequeño pueblo de la costa ecuatoriana.
Los días, se
iniciaban bien temprano con un fuerte desayuno y macramé. Posteriormente,
continuaba con la pileta y el almuerzo. La tarde se hacía tiempo en la playa y
por las noches, el pool y la cena, completaban el día.
Aunque con la
llegada del mundial, Darío y cia. pusieron la antena Direct TV y un proyector
con pantalla gigante, en donde disfrutamos varios partidos del mundial y sobre
todo, el de Argentina ante Bosnia.
Justamente, estas
comodidades, hacían que nuestros cuerpos no quieran abandonar el camping pero
la carretera no podía seguir esperando, así que tuvimos que dejar a la buena
gente que nos acobijó y las esperanzas que en el camino, siempre uno se cruza
con personas que por momentos pasan a ser las familias de esos días.
Dicen, que nunca
hay que volver a un lugar en donde hubo magia para no entorpecer aquellos
recuerdos pero podemos afirmar, que regresaríamos a Canoa para superar aún esta
segunda visita a este pequeño pueblo de 17 kilómetros de playa y dos calles de
pavimento.
Próxima estación,
Quilotoa…
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