A la lid, holguineros valientes
No temáis del tirano la saña
Ni dobléis como siervos la frente
Ante el déspota inicuo de España
Himno Holguinero
A las cinco de la mañana, sonó el
despertador, y tuvimos que tomar una de las decisiones más difíciles del viaje,
que era dejar Camagüey y las amistades. Aunque uno se vaya de la ciudad la
energía y el abrazo es eterno. Esa gente linda, de la casa de 3 pisos que supo
acogernos, no se olvidarán, jamás.
Y la mochila, pesaba más de lo
habitual, por los obsequios recibidos, por los libros de dignidad y por el
sentimiento regado. Así, a pasos cansinos, fuimos en busca de la guagua que nos
acerque al terminal rumbo a Holguín.
Sin dudas, esas son las
situaciones más duras de un mochilero. Dejar el apego y caminar, sin mirar
hacia atrás. Porque el presente y el futuro, puede ser aún mejor. Pero, vale
aclarar, no olvidar lo vivido, nunca. Justamente, es el aprendizaje del viaje.
Es lo que buscamos en cada paso que damos.
El bus, hizo su trayecto, besando
las hiedras del suelo cubano. Hasta llegar a la ciudad de Holguín, ciudad histórica
del siglo XVIII, fundada en 1545 y tierra del Mayor General Calixto García
Iñiguez.
Yohan, nos había comentado que
íbamos a la Ciudad de los Parques y no se equivocó. Una vez en la terminal local,
tomamos una guagua para acercarnos al centro histórico de la ciudad y bajamos
en el parque Calixto García (ex Plaza de Armas). Donde se encuentran el Museo
Provincial La Periquera, Monumento Nacional; la Galería Ballado, del Fondo
Cubano de Bienes Culturales; el Cine Martí, la Casa de la Cultura, la Casa de
la Trova y el teatro Guiñol.
A dos cuadras de allí, nos hospedamos
por $12 CUC la noche, en una habitación de casa de familia. Y en este
hospedaje, pasamos dos noches, en donde recorrimos la ciudad en todas sus
latitudes.
En donde disfrutamos de la tradicional
“noche holguinera” cerca del estadio de pelota. En la avenida XX Aniversario,
los preparativos desde temprana hora, auguraban una linda jornada de música,
tradición y comida.
Después de las nueve de la noche,
caminamos hacia la avenida y Holguín estaba de fiesta. Parecía un carnaval.
Alegría, bailes, actividades recreativo-culturales y variadas ofertas
gastronómicas formaron parte de un conjunto de acciones que disfrutamos en
plena cielo cubano.
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