lunes, 28 de septiembre de 2015

Estación Circuito Chico

"...Con los pies en el suelo.
Las alas en el cielo.
El corazón en las manos.
Y el espíritu en todos lados..."
- Arnau de Tera –

El sol calentaba la tarde del sur y nosotros (con Flor) nos encontramos en un auto sin rumbo cierto. La idea, que no siempre es una buena idea, era ir al lago y a medida que fuimos circulando, el destino se fue presentando sin ciencia cierta.


Y ahí, cuando descubres tu camino, ya no hay marcha atrás. Sólo quedó seguirlo aún sin saber a dónde llegaríamos. Y empezamos a recorrer kilómetros y besamos las orillas de Playa Bonita y un poco más adelante llegamos al pie del cerro Campanario, donde hay elevadores que trasladan al viajero hasta la cumbre.
Pero nosotros, no teníamos cumbre ni elevadores en nuestro camino, sólo era ir. Y a todo esto, sobre el lado derecho de la carretera, el Lago Nahuel Huapi, que todo lo contemplaba.
Y la primavera, floreciendo en los poros de las retamas amarillas, zigzagueando el camino asfáltico y la vida, que te lleva para un lado y te devuelve, hacia la dirección contraria.
Y los cerros, puntas de algodón apuntando al corazón del cielo: Tronador, catedral, Otto y López. Casi todos nevados, como helados de crema, deleitaban el paisaje.


En tanto, el sol, se fue escondiendo entre las montañas. Mostrándonos desnudos ante tanta inmensidad. Y frente a nuestros ojos que no terminaban de mirar, un espejo de agua, que nos devolvía sombras, para reconocernos, que es suficiente para empezar a cambiar. Y cambiarnos.
Caminando por el Puente Romano y por la vida, fuimos acariciando toda la naturaleza que nos abrazaba en el sendero. Y Flor, incipiente estudiante de las plantas y sus orígenes, iba relatando sus dichas y sus propiedades.


Entonces, reconociendo su vida, sus respiraciones y su sentir, fuimos un cóctel de vida. Entre las hierbas, el agua, el aire y los cerros.
Ya de regreso, por la carretera 77 hacia Bariloche, tomamos unos mates con la panorámica del LLao LLao y el lago Perito Moreno. Y el movimiento fue una eternidad. Donde el alma sobrevoló nuestros cuerpos, acariciando los cerros y el viento, susurro patagónico, hizo vibrar los cimientos de la Pacha.
Como una grieta, a pura lentitud, fue abriendo nuestro camino. Cambiando. Transformando lo que fuimos hace un instante. Y nos fuimos, para volver, a lo que no queremos ser.
Así, el mate, se enfrío como la tarde. Y nos despedimos…

Hasta la Próxima Estación, Centro Cívico.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Estación Cerro Catedral

"En algún momento de su vida, por leyes universales de atracción, 
el soñador y su sueño por fin se encuentran."
Yiramundi

En el post anterior, describíamos que la ciudad, tiene dos caras o más. Y como el ser humano, uno quiere conocerlo todo, como es por dentro y por fuera. Lo que se muestra al viajero y la realidad de los que viven a diario, entre el viento y el polvo.


Entonces, con Raúl y Flor, lugareños por elección, fuimos hacia el Cerro más codiciado para los deportistas extremos del sur argentino y por ende, para los que poseen un poder adquisitivo para llevar a cabo dichas disciplinas.
Y para relacionarme de manera más instruida con el Cerro y sus actividades, ingresé a la web welcomeargentina.com/catedral y de entradita, se puede leer “Hablar de San Carlos de Bariloche es también hablar de su cerro Catedral, cuyo nombre se debe a que sus cumbres semejan las torres de un templo medieval. Su majestuosidad es conocida por los esquiadores de todo el mundo”.
En donde dan a conocer la otra mejilla, de esta hermosa ciudad. El lado turístico, que está a tan sólo 20 kilómetros de Bariloche y a 1.030 metros de altura sobre el nivel del mar, donde “el cerro Catedral parece querer unir la tierra con el cielo”.


Según dicha web, es pionero en Sudamérica, y “hoy es el centro de esquí más completo del país y sigue modernizando sus instalaciones para ofrecer al visitante la más avanzada infraestructura”.
En esta oportunidad, no utilizamos ningún servicio del cerro ya que sólo fuimos a apreciar la inmensidad de sus cimientos y el negocio inmobiliario que sobrepasa cualquier especulación económica.
En donde, también, garantiza la falta de nieve natural porque cuenta con un avanzado sistema de fabricación de nieve que “da como resultado copos reales que cubren una superficie esquiable de alrededor de 10 hectáreas”.


Sin dudas, que el “negocio” no se corte, es la premisa de este cerro. Donde, según welcomeargentina.com “Solo hay que acercarse hasta allí. El cerro Catedral, en la mítica San Carlos de Bariloche, tiene todo lo que necesitan el esquiador y su familia. La nieve está asegurada”.
En conclusión, salude al muñeco de nieve, le di un mordiscón a su nariz de zanahoria y caminamos rumbo al auto, que lo habíamos estacionado en el parque público porque todo, casi hasta el aire que se respira, tiene un valor económico.

Hasta la próxima estación, Circuito Chico…

martes, 22 de septiembre de 2015

Estación Bariloche

Amor – Ayün (aiñ)
Hablar en mapudungún con relativa conciencia del significado es hacer hablar a la sinfonía de los elementos del agua, de la tierra, del cielo y del fuego. Por lo tanto pronunciar una palabra indígena equivale a poner a danzar todas las cosas.
Lengua Mapuche


Después de 17 horas de viaje, ya estamos en Bariloche y en familia. El cuerpo llegó extenuado, aburguesado de la butaca del carro pero la mente, relajada y los pulmones libres por el viento que nos llevó y nos amontonó.
Entre abrazos y risas, nos recibieron. Contento por el reencuentro con la gente linda del sur, surgió el fuego, el asado y el buen vino. Y como todo argentino, clandestino, burlamos la autoridad en Río Colorado para poder ingresar a la provincia de Río Negro medio costillar y algo más (sabiendo, a priori, que la carne que transportamos de manera ilegal en el vehículo estaba libre de aftosa).
Y la ceremonia del campo, empezó a hacerse ceniza en la Patagonia, entre montañas y ríos, en el Alto de la ciudad. Donde, a diferencia de la provincia de Buenos Aires, se le llaman los barrios bajos.
Aquí, Flor y Pedro, están haciendo su morada a puro corazón. Donde la energía y la fuerza de la juventud, radica en el esfuerzo diario de poder construir una vivienda digna y llena de amor. Envueltos en polvo de tierra. De hogares precarios. De banderas de Boca y de River. De perros callejeros. De familias numerosas. Y a veces, de tiros y corridas y gritos.
Entonces, este ambiente, tan hostil para algunos y gratificante para otros, es el escenario de una ciudad que tiene dos caras. Pero, más allá de esta descripción, la dignidad del ser humano no tambalea por estas circunstancias sino que se fortalece y se hace pilar de la vida diaria.


Porque reconocernos, nos hace adultos para volver a ser chicos y recordar, que el mundo sin MIEDO se puede cambiar, porque nos hace cambiar y cambian los planes y las ideas de lugar, nos lleva a otro lugar, lejos de la ciudad, de la cordura y el bozal.
Salud camaradas, levantamos la copa y nos abrazamos. La vida es el hoy, el sueño es el mañana. Vivimos para vivir, con el corazón latiendo, de amor y fraternidad.

Hasta la próxima estación, Cerro Catedral…

sábado, 19 de septiembre de 2015

Estación La Carretera del Viento

Algunas veces es preciso silenciarse, salir de la escena y esperar que la sabiduría del tiempo termine el espectáculo...
Guardioes de Atinis

Y la mochila se volvió a abrir. Después del regreso de Cuba, todo había tenido una simple armonía. Hasta que apareció un viaje de ida y vuelta al sur argentino. Y hasta allá fuimos, con la inigualable condición de viajero incansable. 

De Santa Teresita a la meta, San Carlos de Bariloche, nos separaban un poco más de 1600 kilómetros y un estimativo de 17 horas, como anunciaba un camino de Google Maps.
La carretera, con sus contradicciones y paradojas, nos esperaba mansa y cansina. Pues, el vehículo, fue acariciando el pavimento para disfrutar del atardecer y del viento.
En tanto, Raúl, descansaba con los ojos bien abiertos, pensando en nada o simplemente, respirando. Gonzalo, sentado al volante, le daba sonido a “Louder Than Words” de Pink Floyd.
Así, mientras el día se hacía noche, llegamos a Tres Arroyos para cargar combustible y tomar un café. También, para estirar las piernas y creer que aún no habíamos recorrido nada, ni siquiera el 50% del camino.
Pero en este circo caliente, todo puede ocurrir. Y llegando a Bahía Blanca, nos deshacemos del GPS y escogimos otro camino, ya que Raúl, fue victima de un zarpazo en un viaje anterior, por el camino de las vías. 

Entonces, pasada la medianoche, llegamos al control de Río Colorado y seguimos camino hasta Choele-Choel, en donde volvimos a cargar combustible y cambiamos de conductor. Y entre risas y mates, la madrugada se fue haciendo de día.
Y llegando a Neuquén, por la R22, el amanecer se hizo presente en el horizonte. Justamente, la carretera atraviesa por el medio la ciudad capitalina del sur y los semáforos y el transito, se hace espeso a cualquier hora del día.
Una vez, pasado este tramo, todo es cuesta abajo. Los camiones y los ómnibus, son los obstáculos a pasar en la angosta línea asfáltica.
Y cuando se transita por la R237, el paisaje se hace encantador, bordeando el Río Limay y cruzando El Chocón y otros afluentes.
A media mañana, cuando chispeamos el cartel que indicaba Piedra de Águila, ya sabíamos que nos quedaban un poco menos de 3 horas de viaje. En donde, uno se deslumbra por la naturaleza inmensa que lo apaña. 

El embalse Alicura, te llena los ojos y los pensamientos de agua. Gigante, besados por grandes montículos de piedra que se hacen llamar montañas, es todo lo que la ruta te regala en esos 200 kilómetros de distancia. 
Hasta que después de una curva interminable, se puede observar el Nahuel Huapi y toda su historia. Chiquito, como una maqueta de cartón, se percibe la ciudad de Bariloche y todo su encanto.
Llegamos, así, con 17 horas sobre las ruedas de nuestro cuerpo, a la casa de Raúl y a Bariloche, la encantada del sur argentino.     


Próxima Estación, Bariloche

viernes, 11 de septiembre de 2015

Estación Patagonia

"Contempla cada camino de cerca, entonces hazte esta pregunta crucial: ¿me lleva el corazón por esta ruta? Si lo hace, entonces el camino es bueno. Si no es así, es inútil..."
Carlos Castaneda

Hoy me levanté sabiendo que iba a ser un día intenso. El sol, que está opacado por el frío, no hace brasitas en el aire. El viento, junto a la mar, lo empujan hacia el cielo y lo estacionan nuevamente en el invierno que, testarudo, no quiere quedarse en el olvido.


Entonces, septiembre, el mes del lazo con la tierra, se hace escuchar. Y yo, con la mirada en el sur, parezco una semilla por germinar. Aunque siento que estoy germinando hace muchos días y varias noches. Porque estoy viviendo en tierra fértil y que el riego de mi corazón, de mis ideas, de mi acción, es natural.
Y ante tanta energía, me dejo llevar por el mundo de la carretera. Porque somos energía y después objetos o ¿somos cuerpo y después almas? Si no sabemos responder esta pregunta o no empezamos con la premisa de que es un mundo de energía, creo que nunca seremos capaces de percibir energía directamente.
Es tan raro viajar y hermoso, a la vez, que las sensaciones vibran por dentro. Estallan. Y vuelven a estallar. Eso es el viaje en mí. Una explosión de energía, que revolucionan mi mundo interior y lo canalizo con lo que observo y miro, que no es lo mismo, pero es igual.
Así que, somos quienes somos por un montón de razones. Y quizá nunca conozcamos la mayoría de ellas. Pero aunque no tengamos el poder de elegir de dónde venimos, todavía podemos elegir adónde vamos. Todavía podemos hacer y sentir. Y podemos intentar sentirnos bien con ellas...

Próxima Estación, Bariloche