martes, 22 de septiembre de 2015

Estación Bariloche

Amor – Ayün (aiñ)
Hablar en mapudungún con relativa conciencia del significado es hacer hablar a la sinfonía de los elementos del agua, de la tierra, del cielo y del fuego. Por lo tanto pronunciar una palabra indígena equivale a poner a danzar todas las cosas.
Lengua Mapuche


Después de 17 horas de viaje, ya estamos en Bariloche y en familia. El cuerpo llegó extenuado, aburguesado de la butaca del carro pero la mente, relajada y los pulmones libres por el viento que nos llevó y nos amontonó.
Entre abrazos y risas, nos recibieron. Contento por el reencuentro con la gente linda del sur, surgió el fuego, el asado y el buen vino. Y como todo argentino, clandestino, burlamos la autoridad en Río Colorado para poder ingresar a la provincia de Río Negro medio costillar y algo más (sabiendo, a priori, que la carne que transportamos de manera ilegal en el vehículo estaba libre de aftosa).
Y la ceremonia del campo, empezó a hacerse ceniza en la Patagonia, entre montañas y ríos, en el Alto de la ciudad. Donde, a diferencia de la provincia de Buenos Aires, se le llaman los barrios bajos.
Aquí, Flor y Pedro, están haciendo su morada a puro corazón. Donde la energía y la fuerza de la juventud, radica en el esfuerzo diario de poder construir una vivienda digna y llena de amor. Envueltos en polvo de tierra. De hogares precarios. De banderas de Boca y de River. De perros callejeros. De familias numerosas. Y a veces, de tiros y corridas y gritos.
Entonces, este ambiente, tan hostil para algunos y gratificante para otros, es el escenario de una ciudad que tiene dos caras. Pero, más allá de esta descripción, la dignidad del ser humano no tambalea por estas circunstancias sino que se fortalece y se hace pilar de la vida diaria.


Porque reconocernos, nos hace adultos para volver a ser chicos y recordar, que el mundo sin MIEDO se puede cambiar, porque nos hace cambiar y cambian los planes y las ideas de lugar, nos lleva a otro lugar, lejos de la ciudad, de la cordura y el bozal.
Salud camaradas, levantamos la copa y nos abrazamos. La vida es el hoy, el sueño es el mañana. Vivimos para vivir, con el corazón latiendo, de amor y fraternidad.

Hasta la próxima estación, Cerro Catedral…

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