Dejamos nuestras pertenencias y salimos emocionados en busca del hospital para ir a la lavandería en donde quisieron mostrar al mundo el cuerpo mutilado de Guevara y no hicieron más que renacer su figura en cada individuo que siente injusticia en cualquier rincón del planeta.
Por tanto, en ese ínterin, fuimos a la casa de cultura para informarnos donde y como se accedía al hospital y en 15 minutos nuestra ilusión de ir a La Higuera y recorrer otros sitios del Comandante se vino a pique. Les paso a contar el por qué: nos guíaban por $30 bs por persona para ir al hospital, al mausoleo del CHE donde está la fosa que durante 30 años estuvo enterrado y al Rotary Club donde estuvieron sepultados 12 guerrilleros entre ellos, Tania. En fin, para ir a La Higuera, nos cobraban $400 bs por los dos para conocer la escuelita y la Quebrada de Yuro o nos dieron otra opción, la de contratar un taxi que nos arribaba por $250 bs.
Sin dudas, ninguno de esos números podríamos manejar y a su vez, estábamos en el sitio y a pocos kilómetros de nuestro anhelo, de uno de nuestros mayores objetivos de este viaje y no podíamos dejar de hacerlo.
Cuando nos estábamos retirando de la sala, llega un guía de Samaipata, pueblo vecino de Vallegrande, que se estaba yendo a La Higuera y ahí fue que conectamos con Roberto (guía) y por $80 bs entre los dos más dos collares, acordamos nuestro viaje hacia la médula del Comandante.
Aún nos preguntamos si es un sueño los que nos sucedió. Aún no sabemos si habremos hecho algo bien en estas vidas para encontrarnos con esta oportunidad o que en definitiva, no fue el destino sino que buscamos y luchamos por esto hasta conseguirlo.
En tanto, nos subimos a la caja de la camioneta y cómo dos pájaros al viento fuimos en busca de nuestra libertad, a esa deseada libertad por la cual el Comandante luchó, paradójicamente, en uno de los países más oprimidos y pobres del mundo.
En fin, en el trayecto nos dividimos la tarea, uno escribir sobre Vallegrande y el otro sobre La Higuera; y no podíamos negarnos a algo tan honroso ¡Como sustraernos a semejante deber!
Lavandería:
Hoy, frente a estas paginas aún en blanco, mi proyecto se me aparece inabordable. Evocar el recuerdo de un gran hombre es siempre tarea difícil. Si ese hombre. Hoy, en 2008, es Ernesto Guevara, ella parece incansable.
A media mañana llegamos al hospital, un poco agitados y algo exaltados. Caminamos por un corredor y allí vimos un mural del Comandante, nos sacamos unas fotografías y a la vuelta del mismo está la lavandería, tal cual se mostró al mundo el 9 de octubre de 1967.
Aún se podía percibir su cuerpo de valiente sobre una lona miserable, su melena guerrillera y su barba rizada. Al Comandante lo habían asesinado pero ya había nacido hacia la eternidad…
Nos pareció haber estado allí, tantas veces leímos libros y revistas sobre el CHE y muchas fotografías hemos visto sobre la lavandería que el lugar nos pareció conocido, como que ya era parte de nuestras vidas pero seguramente, a medida que pase el tiempo, nos daremos cuenta del significado de ese momento único que nos toco vivir.
La imagen nos impresionó, más aún que a misma lavandería. Después de 4 años de trabajo forzoso, en donde científicos argentinos habían abortado el intento, en 1997 hallaron los restos del Comandante en la precaria pista de aterrizaje del pueblo. Después de 11 años, la fosa sigue intacta y hoy, es un atractivo turístico.
Sin vacilaciones, no imaginábamos ese momento, no estaba en nuestros planes dicho acontecimiento. Posteriormente, fuimos al Rotary Club, donde estuvieron enterrados 12 guerrilleros. Allí estaba Tania, fiel confidente de Guevara en la selva boliviana.
En fin, la muerte cerró su camino pero el recuerdo de su persona, de su vida, de su lucha, vivirá siempre en el corazón de los pueblos del mundo.
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La escuelita:
La estructura remodelada de la vieja escuelita de La higuera se encuentra rodeada de decenas de homenajes. Desde murales hasta gigantescas estatuas que le dan otro color al abundante verde de la zona. Por supuesto que la nueva fachada, convertida hoy en día en un museo, no apaciguan la invasion de sensaciones al entrar al lugar donde asesinaron al Comandante. Igualmente se pueden encontrar distintos elementos de la época, como asientos de la escuela, la puerta original y otros elementos. Uno no deja de imaginar como fueron esos ultimos momentos del Che, en ese pequeño lugar, en ese pequeño pueblo. Y vaya paradoja, al Che lo mataron en una escuela, en el mismo lugar donde nos inculcan Libertad, donde nos enseñan a luchar por nuestras ideas... alli, en una escuelita, Ernesto Guevara dejo la vida.
La quebrada de Yuro:
Recorrer los senderos de la quebrada es algo abrumador. Y llegar al lugar de la última batalla más aún. Ahi, en la quebrada de Yuro, se libró el combate donde el Che es capturado herido, sin posibilidad de defenderse por la rotura de su rifle. Y se encuentra en el lugar la piedra donde él se cubrió del fuego cruzado (mejor dejarse llevar y creer que es asi), la roca que hoy en dia dice "el Che vive". Y uno no puede dejar de imaginarse ese momento, como habra sido, que habra dicho... y uno se lo imagina con mucha dignidad. Visita obligada, la quebrada de Yuro, caminando desde La Higuera, por un sendero preparado para acceder a la última batalla.
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Hasta la Próxima Estación... Esperanza. Yiramundi
"Es difícil unir tanta grandeza a su sensibilidad y ternura, a su riqueza humana. Demasiado cálido para tallarlo en piedra. demasiado grande para imaginarlo nuestro. Ernesto Guevara, argentino como el que más, fue quizás el más auténtico Ciudadano del Mundo" Tita Infante (1968)