Tengo algunos hermanos,
una flor y una hermana muy hermosa:
la subversiva libertad...
Radio Yiramundi
En Humahuaca, hay un clima lindo de libertad personal que contrasta con el de Buenos Aires, donde los pueblerinos sólo realizan sus vidas alejadas de los autos lujosos, de las casas descomunales y de la miserable tecnología.
En la radio del camping, mientras pido agua caliente para una ronda de mate, se escucha que hay disturbios y golpes y corridas en la entrada del estadio Vélez Sarfield, justamente, a 25 cuadras en donde viví por 2 años y un poco más y Néstor, dueño del lugar y del equipo sonoro, me dice “allí están todos perdidos, la ultima vez que fui me jure no volver, no me entiendo como hacen para convivir con la violencia a menudo”.
En fin, en cuanto a nuestro viaje, por supuesto, muy lerdo, muy nuestro. Recorrimos el pueblo sus angostas calles, sus esculturas, sus museos y saciamos el hambre con frutas y consumimos tamales y humitas, muy ricas por cierto; a base de choclo, queso, carne, papa y queso envueltos con hoja de chala.
Por las tardes realizamos con esmero nuestra producción de artesanías para poder llegar a Tilcara con un paño completo. Mañana arrancaremos viaje hacia Iruya, pequeño pueblo salteño de hermosos paisajes montañosos.
En consecuencia, nuestra jornada pronto terminara, nos hemos sacado cuantiosas fotografías y seguiremos haciéndolo para con el tiempo recordar este viaje por el corazón de América Latina.
Hasta el próximo encuentro. Yiramundi
Más fotos en este nick:
http://almaclandestina.spaces.live.com/photos/cns!688FE8E521F1C3BF!466/
una flor y una hermana muy hermosa:
la subversiva libertad...
Radio Yiramundi
En Humahuaca, hay un clima lindo de libertad personal que contrasta con el de Buenos Aires, donde los pueblerinos sólo realizan sus vidas alejadas de los autos lujosos, de las casas descomunales y de la miserable tecnología.
En la radio del camping, mientras pido agua caliente para una ronda de mate, se escucha que hay disturbios y golpes y corridas en la entrada del estadio Vélez Sarfield, justamente, a 25 cuadras en donde viví por 2 años y un poco más y Néstor, dueño del lugar y del equipo sonoro, me dice “allí están todos perdidos, la ultima vez que fui me jure no volver, no me entiendo como hacen para convivir con la violencia a menudo”.
En fin, en cuanto a nuestro viaje, por supuesto, muy lerdo, muy nuestro. Recorrimos el pueblo sus angostas calles, sus esculturas, sus museos y saciamos el hambre con frutas y consumimos tamales y humitas, muy ricas por cierto; a base de choclo, queso, carne, papa y queso envueltos con hoja de chala.
Por las tardes realizamos con esmero nuestra producción de artesanías para poder llegar a Tilcara con un paño completo. Mañana arrancaremos viaje hacia Iruya, pequeño pueblo salteño de hermosos paisajes montañosos.
En consecuencia, nuestra jornada pronto terminara, nos hemos sacado cuantiosas fotografías y seguiremos haciéndolo para con el tiempo recordar este viaje por el corazón de América Latina.
Hasta el próximo encuentro. Yiramundi
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