El
frío se hizo sentir con la noche y al despertar, el sol nos regaló un poco de
calor en la puna jujeña. Mientras los chicos iban camino a la escuela, nosotros
desarmamos el campamento para iniciar el camino hacia San Juan de Oros.
Pues,
nos esperaban 63 km de ripio por la dificultosa Ruta 40, donde en el km. 40 íbamos a sufrir el pico máximo de 4300 msnm para luego sí, descender hasta los
casi 3600 metros del pequeño pueblado de 55 habitantes (censo 2001)
El pueblo de cuestión, San
Juan de Oros, está ubicado en el Departamento de Santa Catalina de
la provincia de Jujuy y se encuentra, casi sobre la confluencia del arroyo
Oros sobre el río Grande de San Juan. Tradicionalmente, la principal
actividad económica, es la cría de llamas y el lavado de oro. Actividades, que
hoy, casi no se llevan a la práctica.
En
el camino, mágico por cierto, nos encontramos con el cartel que señalizaba el
km. 5000, sin dudas, parada obligada para ratificarlo con una foto para la prosperidad.
A su vez, al costado de la ruta, frenamos en una escuela primaria, donde su
directora, nos invitó a conocer el establecimiento y nos llevamos un grato
recuerdo de los peques.
Por
ese entonces, la Ruta 40, tiene 11 kilómetros de rodaje junto al río, donde las
piedras, el agua y la Pachamama, se sienten en su máxima expresión. Duro pero
excitante carretera, entre un anillo de cerros colorados y vegetación, que le
daban color y calor, a la previa del pico máximo de la jornada.
Después,
de las paradas programadas, para consumir las energías dejadas en el camino,
seguimos rumbo al pequeño pueblo. Justamente, la hora que ganamos en lo
personal en la pequeña escuela de frontera nos hizo perdernos de lo programado
y la tarde, se empezó hacer noche.
Cerca
de las 18 horas, llegamos a un paraje escasamente poblado, que decía San Juan
de Oros. Son 7 casas, de las cuáles, dos tienen techo y una capilla. Pues, sus
habitantes, que son lavadores de oro y pastores de llamas, están repartidos en
la soledad del lugar donde funciona la Escuela Nº 368 Madre Alpons M. Eppinger.
En el establecimiento, los chicos disponen del servicio de un comedor escolar
que a muchos de ellos les asegura la ración de alimento del día.
Inmediatamente,
Pablo, Gonzalo y Walter, fueron a Misa Rumi, un pequeño poblado a 5 km para
conseguir un lugar a donde acomodarse pero regresaron sin resultados positivos.
Donde, se decidió seguir por la Ruta 40 y desviarse unos kilómetros para hacer
noche en Ciénaga.
Donde,
una vez que hablamos con el delegado del pueblo, nos prestaron el Salón de usos
múltiples de la escuela para que pasemos la noche.
Cabe
recordar que en 2008, comunidades originarias de esta localidad entre otras se
mostraron contrarias al desarrollo de la minería en la zona. En donde,
por un comunicado dirigido al Ministerio de Desarrollo Social de la provincia,
las comunidades originarias del departamento de Santa Catalina, hicieron llegar
su reclamo en torno a la explotación, cateo y pedimentos de emprendimientos
mineros que el Gobierno de la provincia concede a empresas en esta zona de la
puna jujeña.
La nota estuvo firmada por representantes de las comunidades
de El Angosto, La Ciénaga, San Francisco, Cabrería, San Juan de Oros, Oratorio,
Puesto Grande, Hornillos, Yoscaba, Pasajes, Cieneguillas, Rodeo y Santa Catalina,
refiriendo textualmente “no aceptar las imposiciones unilaterales y violatorias
de la ley general de ambiente Nº 25.675 del gobierno de la provincia de Jujuy,
al otorgar autorizaciones mineras” (Agencia COPENOA).
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