Sean igualmente garantizados a todos,
Sin tener en cuenta la raza,
Es una guerra.
Bob Marley
Nosotros seguimos, buscando un ideal, por las tierras remotas de nuestro continente. Pues, la ciudad de Puno nos brindo afecto y bienestar. Llegamos cerca de las 16 hs y nos alojamos en un hospedaje súper lujoso (para lo que estábamos acostumbrado) por 8 soles por persona, lo que equivale casi u$s 3.
La habitación tenia T.V con cable y baño privado pero no contaba con agua caliente, lo que obligo estar en Puno sin bañarnos porque el frío hacía crujir los huesos cuando el sol se hacia luna. Allí estuvimos 3 días y 2 noches, en los cuales fuimos a parchar al Parque Piro y en una hora habíamos vendido s/52. Abarcando el alojamiento y el almuerzo de los 5 por un día, ya que un menú ronda entre los s/2 y s/3.50.
Pero no tardo en llegar la Guardia Municipal y nos hizo retirar del lugar mandándonos al Paseo Grao, lugar para artesanos y cholas. Allí no tuvimos la misma suerte pero a las 19 hs nos fuimos a cenar con s/104. Por la tarde, con Marcos, desde la vereda de un local de audio, disfrutamos del triunfo de Boca, del gol de Palermo y los lujos de Román. Esa noche para celebrar, junto a Gamu y el Cordobés, tomamos vino casero con melón, mientras que Mar y Cel se conformaron con un chocolate con maní.
Al día siguiente, bajo la luz del sol, fuimos al puerto luego de almorzar, a parchar y tomar unos mates mientras hacíamos tiempo para partir a Cusco. En pocas horas vendimos s/70 pero tuvimos un percance en ese ínterin; la policía local se presentó con el propósito de retirarnos del lugar y nos pidió el pasaporte para saber si teníamos visa para trabajar. Allí nos pusimos firme, ignorando las leyes del Perú y la posibilidad de deportarnos, como nos había mencionado, se esfumó como un cigarro al viento.
En fin, cenamos, agarramos nuestras mochilas y dejamos la ciudad a las 21 hs con el propósito de pisar Cusco, ciudad con historia y una fuerte energía espiritual. Allí, donde torturaron y mataron a Tupac Amarú y arrasaron a una comunidad imponiendo su religión y su cultura como verdades únicas y obligatorias.
Hasta la Próxima Estación... Esperanza.