domingo, 3 de agosto de 2008

Estación Ruinas Copan (Honduras)

No se manifestaba la faz de la tierra.
Solo estaban el mar en calma y
El cielo en toda su extensión.
Popol Vuh

Desde el reloj de sol del convento de San Francisco, una lúgrube inscripción recuerda a los caminantes la fugacidad de la vida: “cada hora que pasa te hiere y la ultima te matara”. Son palabras escritas en latín.
Dos horas en bus, nos deposito en las entrañas del mundo maya. Situado en el área conocida como neoarrerica, en donde se desarrollaron las mas avanzadas civilizaciones precolombinas como la Olteca, Maya, Teotihuacana, Zapoteca, Tolteca y la Azteca; todas con rasgos culturales muy relacionados.
Caminamos hasta la entrada de las ruinas y al llegar a la boletería, vemos que solo los centroamericanos tienen descuento en el ticket, siendo el resto del mundo sumergido en las mismas aguas. El cordobés, con la amabilidad que lo caracteriza, le explico a la joven, que éramos argentinos y en consecuencia, latinos como los hondureños, pero no hubo flexibilidad.
Si bien nos sentimos arraigados a los hechos históricos de estas tierras, la sociedad de consumo que rige la ley de las ganancias, ley divina, te hecha a un lado como sapo de otro pozo. Indignados, pagamos los $15 dólares para conocer lo que ha quedado del mundo maya en esta región.
El arte de los mayas alcanzo un nivel extraordinario. En la entrada hay un dintel que esta todo escoñado y es una obra de arte en cualquier parte del mundo. A mis viejos amigos peruanos le faltaba la sensibilidad tropical, de modo que no hicieron nada parecido, además de no tener la piedra calcárea, tan fácil de trabajar, que si tenían las civilizaciones de esta zona. También, aquí esta la “escalinata jeroglífica”, que se trata del texto maya mas largo, con mas de 1250 jeroglíficos, que habla de la dinastía de los gobernantes de esta región.
Hace cinco siglos, cuando América fue apresada por el mercado mundial, la civilización invasora confundió a la ecología con la idolatría. Muy recientemente, nos hemos enterado de que la naturaleza se cansa, como nosotros, sus hijos; y hemos sabido que, como nosotros, puede morir asesinada. Hasta sus verdugos dicen que hay que protegerla.
Pero, en cualquier caso, naturaleza sometida o protegida, ella esta fuera de nosotros. La civilización confunde a los relojes con el tiempo, al crecimiento con el desarrollo y a lo grandote con la grandeza. También confunde a la naturaleza con el paisaje, mientras el mundo, laberinto sin centro, se dedica a romper su propio cielo.
Gucumatz, el que hizo al sol y a la luna, según los quichés, aviso a los indios que se cuidaran de los muertos. Las muertas ofrecían amores y los muertos, combate. El dueño del cielo, aun sin heridas, aviso también a los indios, que mucho mas se cuidaran de la gente vestida. El jefe Caicichu, ayuno una semana y fue digno de su voz: Breve será el goce de la vida, anuncio el invisible, el que tiene madre pero no tiene principio. “Los hombres vestidos llegaran, dominaran y mataran.”
Radio Recuerdo: “Por el suelo hay una compadrito que ya nadie se para a mirar. Por el suelo hay una mamacita que se muere de no respetar, pachamama te veo tan triste, pachamama me pongo a llorar... por el suelo camina mi pueblo, por el suelo hay un agujero, por el suelo camina la raza, mamacita te vamos a matar...”
Hasta la próxima Estación… Esperanza.

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