miércoles, 16 de julio de 2008

11 de julio - Estacion Tamarindo (Costa Rica)


Lejos del circo quiero estar
Cuestionar esta Falsa Paz
Tiempo de soledad no pueden apagar
Almas dormidas en manos del azar
Te deseo revolución, Primavera y amor
Haber si tu voluntad me calma…
Los Cafres

Despegar de un lugar que lo cobijo con comodidad y el cual uno se siente propio del mismo, es la tarea más difícil del mochilero. Es cuando el inconciente, vocifera, que uno no pertenece a ningún lugar.
Pues, la conciencia es esa misteriosa y contradictoria capacidad que el hombre tiene de distanciarse de las cosas para hacerla presente, inmediatamente presentes. Es un comportarse frente al medio que nos envuelve, transformándola en mundo humano.
Absorbidos por el medio natural, respondemos a estímulos; y alejados de nuestro medio vital, enfrentamos las cosas, objetivándolas, y las afrontamos como desafíos nuevos que van naciendo día a día.
Con estas sensaciones rumbeamos hacia Liberia, escala obligada para llegar luego a Tamarindo. Pues, las casi 5 horas de viaje, nos deposito en el pueblo elegido cerca de las 8 de la noche. Allí, al enterarnos que no había camping, ni bomberos, ni Cruz Roja, decidimos acampar en la playa, ya que los alojamientos no bajaban de los u$s 10 por persona.
El pueblo, construido por y para los gringos, se asimilaba a Carilo pero claro, teniendo en cuenta la distancia económica de los inversores de cada lugar. Muchos surf shops, escuelas y alquileres de tablas, locales de artesanías, bares y restaurantes atendidos por los mismos gringos.
Igualmente, nos arreglamos para economizar nuestra estadía en tierras ticas. Pasamos 2 noches frente al mar, escuchando su silencio y contemplando su belleza natural. Fuera del circo impuesto en la calle principal para el consumo y el “bienestar”.
En este sentido, la invasión cultural, indiscutiblemente enajenante, realizada discreta o abiertamente, es siempre una violencia en cuanto violenta al ser de la cultura invadida, que o se ve amenazada o definitivamente pierde su originalidad.
Por esto, toda dominación implica una invasión que se manifiesta no solo físicamente, sino a veces disfrazada y en la cual, el gringo, se presenta como si fuese el amigo que ayuda. En el fondo, es una forma de dominar económica y culturalmente.
Los ticos, autodenominados, los “gringos de Centroamérica” por el “progreso” de su sociedad, insisten en imitar a sus opresores en sus métodos dominadores y se dejan domesticar por un nuevo contenido depositado en la opulencia, el consumo y la arrogancia.
Nosotros, vagabundos por placer, vivimos 10 días fuera del circulo del vicio y cruzamos de sur a norte el país con u$s 35 cada uno por la Panamericana. Pase lo que pase. Sea lo que sea. A nuestra manera…por la carretera.
Hasta la Próxima Estación… Esperanza.

Comparte esta entrada

votar

No hay comentarios: