miércoles, 9 de julio de 2008

29 de junio - Estación Ciudad de Panamá


Escúchalo güey ! Su palabra es ley !
Cuando no manda, lo compra
Si no lo compra lo elimina !!
Esta ciudad es la propiedad
Del Señor Matanza !!
Mano Negra


La lluvia acribilla la tierra en estos tiempos. En la caja de la camioneta, que corcovea a través de la selva, estamos los 8 argentinos que viajamos con destino designado pero con futuro incierto.
Ondula la selva sobre las montañas y la camioneta sigue, atraviesa un río sin puente y vamos dejando atrás algunas aldeas de caña y paja alzadas sobre zancos. Con la mano en la panza por la descompostura que el batido camino provoca, alcanzo a ver paisajes fulgurantes. Este mundo parece hecho por un dios que se dedica, los domingos, a la pintura ingenua.
El tiempo se hace tiempo en las agujas del reloj y el chofer nos indica a bajar. Nos deja en la carretera, lejos del mundo civilizado porque los 10 dólares que pagamos por persona no alcanzan hasta la capital panameña.
Tomamos un bus por u$s 1,20 y arribamos a la otra selva, mas ruidosa, con mas colores y muchos animales convertidos en hombres consumidores de miseria. Amurallados en grandes puertos y babilónicas ciudades, ignoran y desprecian la realidad nacional, a todo lo que en ella las contradice; y prácticamente se limitan a operar como cables de transmisión de los centros extranjeros de poder.
Esa olla, esa mina, y esa finca y ese mar
Ese paramilitar, ese federal, ese chivato
Ese sapo, el sindicato, el obispo y el general son propiedad
Del Señor Matanza
Pero en todo lo malo hay algo bueno y así contactamos con el actor José Collman de la comunidad Kuna Yala, que nos brindo hospedaje en su calido departamento situado en la ciudad vieja de la capital. Hombre comprometido con el saber de su historia, nos manifestó largas horas de conocimiento mientras degustábamos rondas de mates y galletitas.
Manifestamos y coincidimos con el secuestro de nuestra historia. La historia oficial esta contada desde, por y para los blancos, los ricos, los militares y los machos; pero la historia oficial no menciona las sublevaciones indígenas ni las rebeliones de esclavos negros. Lo que importa es aprenderse de memoria las fechas de las batallas y las fechas de nacimiento de los próceres. Engalanados como para fiesta o desfile, nos hacen ver que estos hombres de bronce han actuado solitariamente o por divina inspiración.
El decide lo que va, dice lo que no será
Decide quien la paga dice quien vivirá
Esa y esa tierra y ese bar son propiedad
Del Señor Matanza
Panamá, no sale de la regla. Festeja dos independencias, en las cuales no hubo rebelión ni revolución. A los españoles los echaron con la ayuda de los gringos y año mas tarde, estos mismos echaron a los colombianos. Provincia por país fue el tratado de 100 años de opresión y con 2 islas de regalo que pertenecían a Nicaragua que aun hoy la esta reclamando soberanas de su tierra.
El canal de Panamá, es toda una estructura de la impotencia, que el ejército custodia y que tiene su base en el sistema económico. Ese sistema integra un sistema mayor, una maquinaria internacional de poder. Los panameños, colonia yanquee venida a menos, muestra con orgullo el estrecho y hacen saber al hemisferio globalizado que son el centro de comunicación del mundo.
El decide lo que va, dice lo que no será
Decide quien la paga, dice quien sufrirá
Esa y esa tierra y ese bar son propiedad
Del Señor Matanza
Han pasado ya 41 años desde que fue atrapado vivo y asesinado en Bolivia, y no vale mal recordar, ahora, su mensaje esencial; el Che no creía que el desarrollo económico fuera un fin en si. El desarrollo de una sociedad tiene sentido si sirve para transformar al hombre, si le multiplica la capacidad creadora, si lo lanza mas allá de egoísmo. El transito desde el reino de la necesidad hasta el reino de la libertad es un alucinante viaje del “yo” al “nosotros”. Y este viaje no puede realizarlo el capitalismo, porque este sistema sacrifica al derecho de propiedad los demás derechos y organiza la vida de los hombres como una carrera de caballos.
Hasta la Próxima Estación... Esperanza.

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