Iniciamos nuestro retiro de San José por la mañana y decidimos ir a la Terminal de bus Y tomar uno urbano que nos sacara de la ciudad para hacer dedo con el fin de llegar a la Herradura, un pueblo junto al mar.
Efectivamente lo realizamos de ese modo, una vez allí, nos acercamos a una carretera y de un restauran pedimos agua y comenzamos nuestro ritual del mate, a los pocos minutos el joven nos invito a una mesa para que estuviéramos mas cómodos. Finalizando lo que seria nuestro almuerzo, nos lanzamos una vez mas a la suerte de hacer dedo, a lo que llaman right por estas tierras. Habremos estado unos 30 minutos cuando el joven se acerco con un billete de 10.000 colones en la mano, y estando cara acara nos regalo para que pudiéramos continuar con nuestra aventura, se le podía ver sus ojos emocionado contribuyendo con nuestra experiencia, le dimos las gracias y le regalamos una pulsera.
Poco después tomamos el bus y partimos hacia la herradura, este trayecto duro casi dos horas y sobre el final se desato una tormenta.
Descendimos y en medio de una lluvia ya no tan fuerte, emprendimos la búsqueda de un camping, y después de recorrer todo pueblo en casi un kilómetro pudimos chequear con mala fortuna, que no existía un sitio para acampar, y al ritmo de la tormenta crecía nuestro cansancio.
Llego la hora de tomar un nuevo rumbo y optamos por el siguiente pueblo, este seria Jaco a unos 7 kilómetros, donde si encontramos camping pero de un precio al que se podría decir poco accesible, pero perdido por perdido entramos dispuestos a negociar ,que traducido seria encontrar una rebaja.
Por esa hora no se encontraba la encargada y arreglamos con uno de los empleados quedarnos la noche y al día siguiente acomodar la situación.
En tanto el complejo estaba parcialmente inundado, lo que hacia una tarea difícil a la hora de armar la carpa, entonces cerca de las duchas tiramos las mochilas y ahi mismo cenamos, salchichas de pollo precocidas con pan de pebete, que era mas parecido mas a un pan dulce, pero para el hambre que teníamos nos resulto una combinación perfecta, aunque hay que reconocer que después del quinto pancito, teníamos que meternos una patada en el pecho para bajarlos!!
Panza llena, corazón contento y así salimos a la calle bajo la tormenta en una nueva inspección, la que dio como resultado una cruz roja, y se nos encendió una luz roja, pensamos, si nos hospedamos aquí zafamos de la estadía, ojo eh!!No por tacaños si es que nuestra moneda esta realmente muy devaluada en Costa Rica.
En definitiva, nos acercamos y después de una presentación formal de nuestra aventura, terminamos durmiendo en una lancha que decía, Cruz Roja, pero lo malo es que era solo por una noche, pero nos permitirían cocinar y guardar nuestras cosas de valor y de este modo podríamos acampar en la playa sin riesgo alguno.
Lo restante podríamos sintetizarlo diciendo que pasamos dos días en los cuales hubo largas charlas y debates políticos con los trabajadores de la Cruz Roja, mucha playa, sol, chapuzones y otros largos debate con la naturaleza.
Hasta la Próxima Estación… Esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario