jueves, 1 de mayo de 2008

Estación Machu Picchu (Perú)

Cuatro Hombres, una mujer y una misma misión: Machu Picchu

El Machu Picchu, es como respirar el Universo... Gonzalo Clandestino


El Cordobés y el Negro Clandestinos... Nos levantamos a media mañana, acomodamos los trapos y emprendimos la caminata hacia Machu Picchu. Desde Aguas Calientes, lugar donde reposamos la noche, hay una dura hora de escaleras hacia arriba. Muertos, llegamos a destino. La parte más fácil de nuestro plan ya estaba realizada. Ya en el camino, conseguimos dos entradas, uno a nombre de Thomas Hardigan y otra perteneciente a Matheus Wells, dos ingleses que amablemente nos cedieron sus tickets. Ya los cinco en la puerta, Lucas se acerco a un personal de limpieza en busca de información cometiendo el error de comentar nuestra estrategia. Luego de una hora de esperar, y sin conseguir más tickets, decidimos realizar un sorteo con los dos conseguidos. El Cordobes y el Negro fueron los afortunados. sin demoras y a paso firme, emprendieron hacia el ingreso a las ruinas
Vamos Cordobes!!! Vos adelante.
-Seguí vos negrito, que vas bien!!!
El primer control fue superado con apenas un "hola" y un ligero esbozo de sonrisa que entremezclaban nervios con ansiedad.
-No puede ser tan fácil, Cordobes!!! Algo pasa!!!
-Mirá adelante kuliado!!!, ummm
-Ahora te toca adelante a vos!!!
-No, no. Seguí que vas bien negrito.De esa manera, encaminaron al segundo control que, a la vista, era mucho más riguroso. Con pecho inflado y cabeza erguida, encararon la situación. Pero... en esta ocasión el "hola" y la pequeña sonrisa no sirvieron para burlar al guardián, quien dijo:-Ticket y nombre, por favor. El negro contesto con vos segura:
-Thomas Hardigan.
Mientras que el Cordobes, rendido a un costado intentaba "leer" el nombre de su entrada, cuestión que se le hizo prácticamente imposible porque apenas interpreta el castellano. Luego de dudar unos segundos, puesto que pensaba que su tonada provinciana y el poco nivel de pronunciación (tenía que decir Matheus Wells) lo iban a denunciar, decidió mirar a los ojos al guardia, agitarse simil ataque de asma y limitarse a mostrar su ticket. Tres segundos después -eternos- nos dijeron: -"adelante caballeros".
Por los próximos 100 metros, y una vez adentro del predio, las sonrisas mezcladas con nervios invadieron sus cuerpos. A ésa altura, se puedieron relajar y comenzaron a disfrutar del lugar. Recorrieron toda la ciudadela sorprendiéndose a cada paso, captando información de algún guía distraído y dejándose llevar por la paz que reina en Machu Picchu. Emprendieron el regreso luego de tres horas, conformes con la experiencia, hacia la entrada principal.
A unos 100 metros de la salida con gloria, se les acercó una persona con apariencia de guía por afuera, pero guardia por dentro. Irrumpió su paso y, con vos alta, reclamo los tickets. El negro, sin dudarlo, entregó el suyo. El policia preguntó:
-Nombre???
-Thomas Hardigan!!!, respondió el negro.
-Pasaparte!!!, pidió el guardia.
-No tengo.- NOOO, gritó la seguridad.
-Otra acreditación, entonces, reclamó esta vez.
-No tengo, señor, insistió el negro.
-NOOO, gritó, nuevamente.-Nacionalidad???, interrogó nuevamente el guardia.
-Argentino!!!, fue la respuesta del oscuro yiramundi. Rendido, el seguridad giró su cabeza y encaró con sus palabras al Cordobes:
-Nacionalidad???
-Argeeeentino. Respondió.
Y ahí se armó la hecatombe, El Cordobes dio inicio a un gran conflicto (su ticket decía que era Ingles, mientras que el del negro solo tenía el nombre).
-Señores!!!, dijo el guardia. "Acá dice Ingles y ustedes dicen ser argentinos.
-Donde señor??? Donde dice inglés???, acotó el negro desconociendo las cualidades del ticket de su compañero.
-Acá señor!!! señaló el guardia hacia la prueba del delito.
En ese momento, el negro miró desconsolado al Cordobes, mientras éste entró en un ataque de pánico. Al mismo tiempo se escucho:
-Acompañenme, señores!!!
Mientras emprendían la marcha, el pensamiento de los yiramundis era similar, imaginaron una celda húmeda y una sopita tibia para pasar unas nochesitas. De todas maneras, el negro comenzó una de las actuaciones que, según el Cordobes, fue una de las más brillantes que vio en su vida.Guardia: -Dígame su nombre???
Negro: -Thomas Hardigan,
señor.G: -Mientes!!! Dígame su verdadero nombre!?!?
N: -Thomaaaas Hardigaaan!!! Ahí lo dice el papel.
G: -Mentira!!! A que hora entraron???
N: -A qué hora entramos Cordobes???
Éste, balbuceaba haciendo pucherito y con una gota de suspiro respondió: "Dienonce" (traducido sería entre las diez y las once. Estaba muy cagado el kuliado). El negro, haciendo caso omisó, sentenció. -"7:30, señor".
G: -Ya nos vamos a fijar en el registro.
N: -Fíjese, señor.(Aclaración: para subir a un cerro llamado WaynaPicchu hay que registrarse, al cual nosotros decidimos no ir para no correr el riesgo de superar otro control. Igualmente asumimos que los verdaderos dueños de los tickets, Thomas y Matheus habían subido. Entonces el negro desesperado lo utilizó como herramiento de sugestión).
N: -Fíjese en Waynapicchu, que estamos registrados.
G: -Si, señor. Vamos a revisar. Además me puede mostrar las fotos que serían otra prueba.Obviamente no tenían fotos, pero el negro siguió utilizando la técnica del ofendido, esta vez con más énfasis. Le contestó:
N:-Ahh noooo!!! eso es mi intimidad. lo único que falta es que me pida que le muestre los calzones!?!?!?!
G: -no, no, no.De a poco, los roles fueron cambiando, la táctica del negro al gritar cosas como "Esto es injusto, señor" o "acá no vuelvo más", ante una multitud hizo que la seguridad se fuera apichonando.
N: -Voy a buscar el pasaporte y vengo, señor. Usted me va a pagar el bus (sale 12 dolares el viaje), ida y vuelta, no???
G: -No, no.
N: -Cómo es su nombre???El guardia atinó a sacar una credencial y a guardarla ligeramente.
N: -No señor, Cómo es su nombre??? No alcanzé a leerlo.
G: -Víctor Mendoza, exclamó tibiamente.
N: -Cómo dice???
G: -Víctor Mendoza, señor (un poco más fuerte)
N: -Vamos y volvemos. Pregunto por usteds???
G: -Si, señor (con un tono muy bajo)A todo esto, la garita de entrada estaba ya a unos metros. Los nervios a flor de piel. una vez allí, el cordobes escapó olímpicamente, mientras que el negro, con postura soberbia, se clavó en la puerta de la oficina confirmando a dos voces:
N: -YO SOY Thomas Hardigan.mientras el negro seguía enseguecido con la discusión, el Cordobes hacía lo posible e imposible para que el negro lo siguiera en la huida.
-Ladrones. Gritaba la administrativa.
-Ladrones ustedes, respondía el negro.
-A quien le robaron los tickets??? acusaba el personal del lugar.
-A nadie, son nuestros!!! "Confirmaba" el negro.
El Cordobes, desesperado ya, gritó desde afuera: "Vaaamo Negro"y antes de la retirada, el negro fulminó: "Sí, vamos. Acá no piso más"
Y emprendieron el regreso a Aguas Calientes sano y salvo.
Moraleja: Si entras gratis con un ticket de otra persona pero sos negro y barbudo nunca te hagas pasar por un gringo.

Cel Clandestina... Que decir…Machuppichu parecía un mito…Ese lugar increíble, energético, el santuario; y que se yo que otras cosas más se dicen por ahí…Pero lo cierto es que ese lugar tiene algo, y no me refiero sólo a la historia que da testimonio. Luego del extenuante viaje, y de la reconfortante noche nos dirigimos a Machu. La caminata en ascenso, para mí, fue prácticamente un suplicio, pero lo logré. Una vez arriba comenzaban las estrategias para conseguir entradas de otros y así no pagar la suma loca de 162 soles. Es una pena que sigamos comercializando con “cosas” que son Patrimonio de la Humanidad, que al final termina siendo patrimonio de los pocos que pueden pagar. Lo cierto es que, a pesar de todo, me pareció arriesgada la estrategia y decidí no entrar esta vez. Miedo, precaución, estupidez…Vaya uno a saber. Lo cierto es que bajé el cerro sin ver nada. Sin embargo tenía un plan B ya que en Cuzco había conseguido un carné de estudiante de la Universidad Nacional de Cuzco que me permitió sacar la entrada con el descuento de estudiante local. El día comenzó temprano, ya que el parque abre a las 6. Iría sola, porque Marcos y el Cordobés ya habían ido; y porque Lucas y Pechu subirían de nuevo caminando. Yo tomé el atajo del bus. Llegué y me encontraba adentro de una inmensa nube que no me permitía ver más allá de unos metros. Todavía no había amanecido del todo, así de decidí solo sentarme a disfrutar del aire fresco. Estaba tranquila, con la mente despejada y estar sentada allí me hacía feliz. No se cuánto tiempo estuve, pero lo cierto es que como nunca me había pasado antes, disfruté mucho de ese momento de soledad. De repente las nubes se fueron abriendo y las ruinas comenzaron a aparecer. Fue increíble…Apareció ante mis ojos esa ciudad y no pude evita pensar cómo alguien pudo pensar que esta gente eran “incivilizados”. Tenían una perfecta organización del especio, con lugares bien determinados de tipo rurales y otros urbanos; con una utilización tan planeada del agua, con sistemas de riego, fuentes… Caminaba por el lugar impulsada por la fuerza del asombro y la admiración. Me encontré con Pechu y Gamu en la cima del Wainappichu (un cerro que da una vista panorámica de toda la ciudad). Tomé unos mates con ellos, pero decidí seguir sola. Sentía tanta paz que quería continuar en ese estado. Caminé un poco más y emprendí el descenso. Me sentía bastante cansada, pero feliz…Llegué al Hotel agotada. Cuando bajé de las ruinas me di cuenta que había estado en las ruinas 7 horas. Fue como un sueño. Hoy miro las fotos y descubro que estuve allí. Ese lugar increíble, casi mágico, donde parece que el tiempo no pasa…


Gamu y Pechu Clandestinos...La entrada fue dura, quizás nuestra entrada lo fue porque así la buscamos. En el pie del camino, un cartel dice “Machuppichu, Patrimonio de la Humanidad” el cual tendría que llamarse “Machuppichu, Patrimonio del Capital.”
De todas formas, los cinco pudimos entrar y observar la ciudadela del Imperio Inca y percibir la energía que mueve montañas y derrumba la historia pisoteada por los conquistadores. Muchas fueron las conclusiones que desplayamos con Gamu y muchos los interrogantes sin respuesta que se nos despertó sentado en las piedras que hoy comercializan los emancipadores de la cavilación:
¿Induce a la violencia quien revela que una paz sin dignidad se parece demasiado a una guerra reprimida?
¿La culpa de la cara la tiene el espejo?
¿De donde viene mi tierra? ¿Quién soy? ¿Con quién soy?
¿Los oprimidos merecen su situación? ¿La desgracia es un destino?
¿Qué opinión diferente contribuimos a ofrecer a través del llore y del queje?
¿No será la fantasía una fuga cobarde, una mentira del mundo?
¿Cómo va a convertirse en protagonista de la historia, haciendo la historia en lugar de padecerla, un pueblo que ignora su identidad?
¿En que contradice su concepción de la condición humana a un sistema que pretende confundirse con la eternidad y vaciar al hombre, precisamente, de libertad y de historia?
¿Acaso, no estamos todos hechos, sea cual fuese el color de la piel y la lengua que hablamos con diversos barros de una misma Tierra múltiple?
Hablamos, discutimos con Gamu y presentimos que alguna vez, sufriremos un juicio final, acusándonos los vegetales y animales, de haber convertido el reino de este mundo en un desierto de piedras:
- ¿Qué han hecho de este planeta? ¿En que shopping lo compraron? ¿Quiénes les ha otorgado el derecho de maltratarnos y exterminarnos?
Y vemos un Tribunal del mundo sin razón condenándonos con razón a sentencia eterna.
¿Pagaremos justos por pecadores? ¿Pasaremos toda la eternidad en el infierno junto a los envenenadores de la Tierra, el agua y el aire? ¿Asados a fuego lento junto a los asesinos de la raza humana por pensar diferente o ser de otro color?¿Voces o ecos? Este es nuestro testimonio. Creemos que la condición humana no está condenada al egoísmo y a la obscena cacería del dinero. Aún tengo la certeza que el Socialismo no se ha muerto con la caída del Muro de Berlín y tengo la certeza que en la guerra de las ideas, el “Hombre Nuevo” florecerá en la Pachamama.
Hasta la Próxima Estación... Esperanza.

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