TODO PARECE ENLOQUECER,
DROGARON A LA REALIDAD,
TANTA MISERIA POR AQUÍ,
TANTO GLAMOUR POR ALLA.
EL HUMANO DEFORMO SUS SENTIDOS! RESISTIENDO SOLO CON IDEAS... CARAJO
Hicimos los trámites migratorios en Huaquillas y por la noche llegamos a Guayaquil. En un principio pensamos quedarnos en la ciudad pero los valores de los hospedajes asumían un recargo excesivo para nuestra economía.
Entonces, decidimos pasar la noche en la Terminal y esperar el bondi hacia Montañitas.
Con u$s 4.50 cada uno y previa escala en Santa Elena, llegamos al pueblo. Gamu, Cel y Mar comieron unas frutas y junto al cordobés tomamos un “encebollado” (sopa de pescado). Luego nos dirigimos al camping “Alta Montañitas” y pagamos u$s 1 por cabeza, en donde teníamos el uso libre de la cocina y por ende, cocinamos ricas comidas para nuestras bocas.
El pacifico nos regalo su cálida espuma y la playa, amplia por la tarde, nos ofreció fútbol y diversión y amplio fue el triunfo del único partido entre argentinos y ecuatorianos.
Montañitas, pueblo turístico, pueblo obrero. Sus calles ofrecen un “variette” de realidades. Dos cuadras forman una pasarela de turistas y disfraces. Los latinos, mayormente argentinos, peruanos y uruguayos, ocupan las veredas y esquinas con sus paños y sus artesanías. Los gringos y los europeos, llenan las salas de los cuantiosos boliches que a precio dólar engordan las arcas de los burgueses locales.
Todo está permitido en el pueblo, la droga se comercializa con pan caliente y los gringos encuentran los que soñaron en tierras lejanas: droga, sexo y reggeaton.
Ecuador, tierra de plátanos y doladorizado, dejó en el pasado el Sucre, la moneda nacional y las palabras. El “amigo” de Bolivia y el “pana” de Perú se dice “brother” y el “chabón” argentino se reemplaza con el “man” de yanquelandia.
De todas formas, se llaman “ricos” los locales porque el mar le brinda su alimento y la naturaleza su paz y armonía. Allí, en donde los lugareños se reencuentran con las palabras y sus actos.
Yiramundi. Bala perdida por la gran vía.
Próxima Estación. Esperanza.
DROGARON A LA REALIDAD,
TANTA MISERIA POR AQUÍ,
TANTO GLAMOUR POR ALLA.
EL HUMANO DEFORMO SUS SENTIDOS! RESISTIENDO SOLO CON IDEAS... CARAJO
Hicimos los trámites migratorios en Huaquillas y por la noche llegamos a Guayaquil. En un principio pensamos quedarnos en la ciudad pero los valores de los hospedajes asumían un recargo excesivo para nuestra economía.
Entonces, decidimos pasar la noche en la Terminal y esperar el bondi hacia Montañitas.Con u$s 4.50 cada uno y previa escala en Santa Elena, llegamos al pueblo. Gamu, Cel y Mar comieron unas frutas y junto al cordobés tomamos un “encebollado” (sopa de pescado). Luego nos dirigimos al camping “Alta Montañitas” y pagamos u$s 1 por cabeza, en donde teníamos el uso libre de la cocina y por ende, cocinamos ricas comidas para nuestras bocas.
El pacifico nos regalo su cálida espuma y la playa, amplia por la tarde, nos ofreció fútbol y diversión y amplio fue el triunfo del único partido entre argentinos y ecuatorianos.
Montañitas, pueblo turístico, pueblo obrero. Sus calles ofrecen un “variette” de realidades. Dos cuadras forman una pasarela de turistas y disfraces. Los latinos, mayormente argentinos, peruanos y uruguayos, ocupan las veredas y esquinas con sus paños y sus artesanías. Los gringos y los europeos, llenan las salas de los cuantiosos boliches que a precio dólar engordan las arcas de los burgueses locales.
Todo está permitido en el pueblo, la droga se comercializa con pan caliente y los gringos encuentran los que soñaron en tierras lejanas: droga, sexo y reggeaton.
Ecuador, tierra de plátanos y doladorizado, dejó en el pasado el Sucre, la moneda nacional y las palabras. El “amigo” de Bolivia y el “pana” de Perú se dice “brother” y el “chabón” argentino se reemplaza con el “man” de yanquelandia.
De todas formas, se llaman “ricos” los locales porque el mar le brinda su alimento y la naturaleza su paz y armonía. Allí, en donde los lugareños se reencuentran con las palabras y sus actos.
Yiramundi. Bala perdida por la gran vía.
Próxima Estación. Esperanza.
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