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jueves, 7 de agosto de 2014
Estación La Paz
Cerca del mediodía el bus desde Copacabana nos dejaba sobre
la avenida Sucre, sobre la cual se estaciona la estación principal del
teleférico boliviano. De allí caminamos unas tres cuadras hasta la terminal
terrestres de la capital del Estado Plurinacional de Bolivia.
Nuestro hogar de destino, hostal “El Carretero”, se
encontraba ubicado a unas diez cuadras del terminal, recto por la calle
Catacora. Allí moramos tres noches a treinta bolivianos cada uno ($50). El
mismo cuenta con cocina, un patio común, baño compartido con agua caliente. En
él se hospedan mochileros de todas partes del mundo, especialmente de
Sudamérica.-
La Paz nos sorprendió con una plaza de armas poblada por
palomas que sitian el asfalto y las veredas de cemento. A la izquierda de la
casa de gobierno, un reloj rebelde marca el paso del tiempo a contra mundo:-“El
reloj marca el tiempo que precede a la conquista”- nos cuenta Carlos, un joven
de veinte años que trabaja medio tiempo lustrando los zapatos de los transeúntes
e invierte la otra mitad del tiempo estudiando ingeniería agrónoma.
En el 2005 el querido Evo torció el destino de las cuerdas
de un reloj que, sentenciado a las cadenas de la opresión, marcaban las horas
de sometimiento del pueblo boliviano. Desafiando el relato oficial de la
historia “camba”, este humilde coya aimara rompió las cadenas opresoras y,
torciendo el tiempo de la derrota, dio vueltas las cuerdas del reloj que hoy
marcan, de izquierda a derecha, el paso de la historia de un pueblo libre y
consciente de su poder libertario.
La ciudad descansa sobre la planicie en el centro de un vale
rodeada de montañas nevadas en sus cumbres. En “el alto” habita el mayor
porcentaje de la población paceña: hacia allí nos dirigimos el segundo día a través del teleférico, inaugurado en el año
2013.
El sábado, ultimo día
de estadía en la ciudad, encaminamos nuestros pasos hacia el Valle de la Luna.
Tomamos un bus con destino al parque por catorce bolivianos ($23) ida y vuelta.
La entrada nos costo quince bolivianos cada uno ($24) y transitamos un circuito
de 45 min. Por senderos de piedras blancas con tez de arcilla que emergen de la
superficie en puntas perfectas, reproduciendo el espejo de la diosa Killa
(luna).
Partimos de La Paz con destino a Oruro. Al día siguiente Evo
visitaría la Republica Bolivariana de Venezuela al cumplirse el natalicio del
gran comandante Hugo Chávez Frías.
(…)“Un Estado basado en el respeto e igualdad entre todos,
con principios de soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía
y equidad en la distribución y redistribución del producto social, donde
predomine la búsqueda del vivir bien; con respeto a la pluralidad económica,
social, jurídica, política y cultural de los habitantes de esta tierra; en
convivencia colectiva con acceso al agua, trabajo, educación, salud y vivienda
para todos.
Dejamos en el pasado el Estado colonial, republicano y
neoliberal. Asumimos el reto histórico de construir colectivamente el Estado
Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, que integra y articula
los propósitos de avanzar hacia una Bolivia democrática, productiva, portadora
e inspiradora de la paz, comprometida con el desarrollo integral y con la libre
determinación de los pueblos” (…) – declara el preámbulo de la constitución
boliviana. –“Evo nos devolvió la dignidad como seres humanos, hijos de la
tierra”-nos cuenta emocionado Edilberto a orillas de las Isla del Sol.
Cargamos nuestras mochilas destino al sur con rumbo cierto a
nuestra amada tierra argenta. El camino nos va enseñando que a veces, en
ocasiones sólo es cuestión de animarse a hacer realidad grandes sueños pero
otras tantas, la mayoría, solo se trata de tener el valor de esperar el momento
apropiado y atreverse a torcer las cuerdas del reloj...
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Etiquetas:
América Latina,
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